viernes, 2 de diciembre de 2011

10, 20, 30... ¡Calla, que me pierdo!

Introducción. Ante el afortunado desacuerdo en el penúltimo consejo de ministros del gobierno en funciones a cerca de la ley anti-descargas, termina ya la cruzada de Ángeles González-Sinde. La decisión está en el aire y llegan las dudas sobre cuál será la política en Cultura del Partido Popular. Sabemos que su oposición a la ley era simplemente circunstancial y que no es precisamente un partido que defienda la importancia de el acceso y la aprehensión de la cultura por parte de la sociedad, así que el futuro de esta ley parece una incógnita, en manos probablemente de un futuro ministro que ni le va ni le viene. Conviene pues, en estos tiempos de incertidumbre, recordar la importancia de esta decisión.


La ilegalización de las descargas gratuitas a través de Internet es uno de los temas más controvertidos y actuales. ¿Qué son los derechos de autor? ¿Es injusto adquirir el cine o la música sin pagar por ello? ¿Estamos acabando con el concepto de propiedad intelectual? En mi opinión, ilegalizar las descargas gratuitas y los programas P2P es absurdo en la actualidad, en una sociedad donde prima la multiplicidad de redes de información y la globalización cultural gracias al fenómeno de Internet. Estos avances tecnológicos nos han permitido crear una gigantesca red de intercambio cultural que permite el acceso de cualquier persona a una variedad de películas, vídeos, música, libros, etc., tan grande que hace una década hubiera sido impensable.
Entendemos como propiedad intelectual “el reconocimiento de derecho particular de un autor u otros titulares de derechos sobre las obras del intelecto humano”, y como derechos de autor a “las normas jurídicas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística, científica o didáctica, esté publicada o inédita”. No es de extrañar que en una sociedad hipermaterialista el concepto de posesión esté tan arraigado que los productos del intelecto humano sólo sirvan, según estas definiciones, para el lucro propio y alimentar el ego del autor, despreciando la función principal de las obras: transmitir conocimiento y belleza. “Los autores no tienen derechos, sino deberes” (dijo el cineasta Jean-Luc Godard en una entrevista). Tampoco se exceden en honestidad los autores al agarrase a estos derechos; ellos bien saben que la televisión, la música, el cine y la literatura a partir de la década de 1980 no ha sido más que la repetición y apropiación de la cultura popular como forma de expresión del fenómeno posmoderno. La inspiración romántica, la figura del autor como ente aislado y el logocentrismo en el discurso dieron paso a un arte errante, ambiguo, pop, atravesado inconscientemente por la heterogeneidad y fragmentación de la globalización. Sin embargo, a pesar de la evidente (y admitida por muchos expertos) disolución del “autor”, Ramoncín y cía continúan aferrándose a este concepto, por muy arcaico que suene actualmente.
Otro inconveniente de la “ilegalización de la cultura” (como prefiero llamarla) es que no tiene argumentos más allá de la defensa de los autores, no ofrece nada a la sociedad. Una de las causas del descenso de ventas de DVD’s y CD’s es el altísimo precio que imponen las distribuidoras y discográficas, sin ajustarse a la demanda. ¿De verdad se creen que la población va a salir de casa y comprar el último disco de Sting por un precio de mínimo 20 € cuando pueden obtenerlo con un simple click, ajustándose a una ética de dudosa existencia? La impopularidad y obsolescencia del sistema de distribución de la cultura es el gran problema de las grandes productoras y discográficas; esto es una batalla y tienen las de perder frente a la imparable irrupción día tras día de nuevas tecnologías. Es por ello que la única opción que tienen es adaptarse a los avances técnicos, que proporcionarían a la población una mayor comodidad. Estos cambios pueden ser desde las ya existentes descargas legales hasta elaboradas aplicaciones en smartphones y tablets donde nos informemos de las novedades, se nos ofrezcan las máximas facilidades para comprar... Y aún así una gran parte de las vanguardias artísticas actuales seguirían siendo inaccesibles. Es frustrante que prácticamente toda las filmografías de cineastas como Apichatpong Weerasethakul, Jean-Marie Straub, Nobuhiro Suwa, Pedro Costa y tantos otros estén inéditas todavía en nuestro país, y sólo se puedan ver en festivales o a través de Internet. Sin embargo, se potencia y subvenciona películas y televisiones de marcado carácter alienante.
Pero, en definitiva, la cuestión es ¿nos gusta este mercantilismo cultural? ¿Tan arraigado está el capitalismo que no podemos concebir nada que no tenga valor monetario? Si el arte y el conocimiento están a la misma altura que cualquier otro producto, si pueden ser intercambiados por monedas como una hamburguesa del McDonald’s o unos pantalones Levi’s, entonces les hemos dado demasiada importancia, porque son algo mediocre, banal (o al menos en eso los hemos convertido).

sábado, 30 de julio de 2011

Jean Renoir-Édouard Manet: violencia y belleza en el gesto.


Todos los años, cuando llega el verano, muchos cinéfilos tenemos la necesidad de hacer un hueco en nuestro apretado horario de playa y piscina para acomodarnos en el sofá y disfrutar alegremente con películas vitalistas, que transcurran en esta época del año, donde los protagonistas, ajenos a las preocupaciones de la rutina invernal, bailen, beban y sepan apreciar la volatilidad de la vida en una conversación con amigos, tumbados en la playa... o en la hierba. Le déjeuner sur l'herbe (Jean Renoir, 1959) pertenece a este tipo de películas. El filme comienza mostrando el anuncio en televisión del compromiso entre el científico y candidato a la presidencia Etienne Alexis, y una fría condesa, que se celebrará con un picnic. De golpe, la narración se desvía hacia la historia de Nenette, una campesina que quiere tener hijos por el método desarrollado por el científico Alexis: la inseminación artificial, que acaba con cualquier rastro humano del acto más humano que hay. Para conseguir hablar con su admirado científico Nenette consigue ser admitida como empleada en los servicios del catering del famoso picnic. Pero la comida en la hierba no se desarrolla como lo esperado y una fuerte ráfaga de viento cambia absolutamente la dinámica del relato, enfrentándonos a nuevos líos y situaciones inesperadas.



Esta película reúne, de forma minimalista, todos los rasgos y valores humanistas que ya habíamos visto en tantas otras películas de Renoir: relato coral donde todo el mundo tiene sus razones y argumentos, juego de máscaras entre miembros de la alta burguesía, manifestación de deidades como si de otro se humano se tratase... Pero lo que vamos a analizar aquí es algo que ya se manifestaría de forma más explícta en otra de sus obras maestras -Partie de campagne (1936)- que es la relación de su cine con la pintura. No entraré en un tema tan utilizado como la figura de su padre (si es que es posible), pues de hecho Le dejenuner sur l'herbe me recuerda más a otros pintores, en especial a Édouard Manet. La comparación es fácil si se piensa que Manet tiene una obra llamada exactamente igual que la película de Renoir, pero estas aproximaciones temáticas nos ofrecen un mundo de similitudes y diferencias en su tratamiento del lienzo y la pantalla. El primer Le dejeuneur sur l'herbe, pintado por Manet en 1863, supone un radical avance, no sólo en cuanto a pintura de exteriores se refiere, sino para el arte en general de ese momento. El cuadro representa un almuerzo donde observamos en primer plano dos jóvenes dandis conversando; junto a ellos una mujer, la modelo Victorine Meurent, despojada de su ropa (sobre la que se sienta) mira directamente al espectador; en un segundo plano, podemos observar una mujer agachada de tamaño misteriosamente desproporcionado comparado con la barca que vemos a la derecha del lienzo; y en la esquina izquierda de la parte inferior del cuadro unos frutos esparcidos sobre una tela azul forman un pequeño bodegón que el pintor se permite encajar. Y es con estos elementos tan simples en apariencia como Manet rompe con los códigos de representación clásicos y academicistas presentando una obra de una modernidad difícilmente igualable en el siglo XIX: en el tema principal, el artista parisino crea una atmósfera agresiva y política con el contraste entre el cuerpo completamente desnudo de Victorine y la formalidad burguesa de los dos hombres, además esta violencia se ve acentuada por el bodegón, cuyo clasicismo hace entrever sutilmente la presencia-ausencia de esa aparente ruptura; por otro lado, la desproporción en el espacio de la mujer del fondo es un hallazgo formal si cabe todavía más extraordinario, acabando con un realismo canónico en la perspectiva. Y es que sin duda, la figura fantasmal del realismo está presente desde la misma concepción del cuadro, como palimpsesto de un trozo del Juicio de Paris del grabador italiano Raimondi, que a su vez era copia de una obra de Rafael. Volver a los orígenes de un sistema que llega a su fin, como modo de seguir avanzando o simplemente para enfrentarlo al abismo de los nuevos tiempos.




Lo que parece claro es que la importancia está en los cuerpos y su representación: la postura, el movimiento, la expresividad, la luz, el color... Así, la palidez del cuerpo desnudo de la modelo de Manet nos lleva inevitablemente a la tez de la "modelo" de Renoir, Nenette. La escena de la película plantea las mismas cuestiones casi 100 años después,: la realidad política y la crudeza del contraste vuelve a atravesar la solemnidad del bosque y del río, pero mientras que la revolución de Manet se concentraba en mostrar el vacío tras esa quiebra, Renoir lo utiliza para despojar al ser humano de sus ataduras sociales y encontrar esa "belleza intrínseca del gesto" de la que hablaba Rohmer.

jueves, 9 de junio de 2011

Más allá de lo terrenal


Un día de junio como hoy, en las finales de la NBA, un jugador de Brooklyn volvía para alzarse con un nuevo anillo tras años de retiro. Era el quinto partido, y Chicago Bulls empataba con Utah Jazz a 2, en una serie donde hasta el momento todos los encuentros se los había llevado el de casa. Michael Jordan saltaba a la cancha con una fiebre tremenda, cada paso que daba era una superación, cualquier hombre normal no podría ni estar de pie, pero el Mejor Jugador de la Historia no es un ser humano cualquiera. Esa noche Jordan haría 38 puntos, desplomándose sobre el parqué nada más terminar.
Actualmente muchos comparan a este mito del baloncesto con LeBron James. Es normal, ambos son jugadores omnipresentes, de otro mundo, con unas cualidades físicas extraordinarias. La única diferencia, el jugador de Ohio todavía no ha hecho nada a nivel colectivo. Con su equipo de toda la vida, los Cleveland Cavaliers, nunca apareció en los momentos importantes. La sombra del anillo se cernía sobre él, la presión cada vez era mayor. Fue entonces cuando decidió cobardemente dejar su casa, sus amigos, su familia, para irse a Miami Heat con las estrellas, montando un show lamentable.

Tras un partido normal y dos muy flojos, LeBron llegaba al AAC de Dallas con todas las miradas puestas en él para el cuarto partido. 8 puntos fue lo único capaz de aportar un LeBron marginado por la soberanía de Flash Wade.
Es curioso, porque ese mismo día, entre comparaciones Jordan-LeBron, un jugador bastante más modesto, en un equipo más modesto de una ciudad más modesta, entraba en los vestuarios con los ojos brillantes de una fiebre de 38,7 grados que había arrastrado todo el día. Nowitzki, héroe indiscutible del segundo partido de las Finales 2011, empezó el primer cuarto con un 3/3 que animó al público maverick. Sin embargo, fue decayendo, llegando a encadenar muchos minutos seguidos sin anotar. Dallas aguantaba sin su líder, sobre los hombros de Tyson Chandler y Jason Terry. Dolorosas eran las imágenes en las que el bávaro envuelto en una toalla, tosía fuertemente ante el getso de circunstacias de Jason Kidd. Por ello, todos dudamos cuando, a 30 segundos del final y uno arriba, Nowitzki recibía el balón frente a Udonis Haslem. Durante un dilatado momento, se para, mira lentamente el reloj, pero su cara ahora no refleja enfermedad, ni fiebre, ni miedo. El gesto ha cambiado, el mundo se detiene: sólo son él, su defensor y la canasta. Con un movimiento de pies asombroso, Nowitzki consigue la bandeja a 14 segundos del final, que permite a su equipo seguir vivo en las que puede que sean las mejores finales de la década (con el permiso del SA-Detroit de 2005). Más allá de vueltas de lesiones, sólo dos jugadores han sido capaces en unas Finales de ascender desde lo peor de la condición humana hasta donde lo terrenal se confunde con lo divino. Es difícil que Nowitzki apenas consiga un anillo, y por lo tanto nunca alcanzará al mejor de los mejores. Pero la NBA nunca se ha reducido a la estadística y a la verosimilitud. Existe un sitio que va más allá de la tangente, ese sitio donde lo místico supera a lo real, donde los símbolos adquieren una dimensión espiritual que supera lo creíble. Ese sitio que nos permite comparar antes a Nowitzki con Jordan que con Bird y que nos hace creer en unos Mavs campeones.

jueves, 19 de mayo de 2011

Boston Celtics: perspectivas de futuro



Ha sido un año un tanto extraño en la franquicia de los verdes. A comienzos de la temporada regular, Boston iba lanzado a ritmo de campeón. Las crisis en Lakers y Miami no tardaron en saltar (en el último caso fueron múltiples), y parecía que los de Doc Rivers eran el equipo que mejor funcionaba junto a las "sorpresas" de Chicago y San Antonio. Pierce, Allen, Rondo e incluso Shaquille O'Neal daban la talla, la superioridad física tras una buena temporada era manifiesta. Todo iba sobre ruedas hasta que danny Ainge empezó a pensar en presupuestos, saldos, futuros... En el All-Star Break se fichó a Jeff Green y Nenad Krstic a cambio de Robinson y del imprescindible Perkins, que ahora batallan para llegar a las grandes finales en Oklahoma City Thunder. A los jefes del vestuario esta decisión no les sentó nada bien. Normal, Perkins era indispensable en la columna vertebral de la pizarra de Doc Rivers. El bajón en el quinteto inicial era notable, pasando a jugar Garnett de 5, una posición que le limita en el tiro exterior, y Jermaine O'neal de Ala-pívot ante la lesión de Shaq.
El número de derrotas empezó a crecer. Krstic y Green tardaban en adaptarse, y el equipo vió como de la 1ª plaza antes del All-Star llegaban al final de la regular season como terceros. Doc Rivers hizo lo mejor que pudo, dosificando a sus cuatro estrellas para los PO, donde los Celtics eran cada vez menos favoritos. Sin embargo un rotundo 4-0 a los Knicks de Melo, con dos auténticos partidazos en el Madison, dejó muy buenas sensaciones en el equipo de Massachusetts. Pierce, Allen, Garnett y, sobre todo, Rondo (con triple-doble incluido) estuvieron espléndidos y los Celtics volvieron a estar de nuevo entre los grandes favoritos.
Una semana después llegó la gran serie, la que todo el mundo esperaba, para la que Boston se había preparado toda la semana. Llegaban los Miami Heat, el equipo del verano, cuyo Big 3 fue formado por el miedo de Lebron James a los verdes. Era el partido de la temporada, tamta historia, tanto dinero, tanta ira acumulada. La serie transcurrió igualadísima: en el primer partido Boston nunca se despegó del marcador, y hubiera ganado si no hubiera sido por el escandaloso arbitraje recibido en el Airlanes Arena; en el segundo, Miami asumió el factor cancha, para ganar bien ante su público. La serie viajaba a Boston con la presión de un 2-0 de los de Florida, el equipo supo responder, haciendo un grandísimo partido en todos los sentidos, con la mística del Garden que sólo tendrá este equipo y ninguno más, sólo los célticos sabemos que el heroico partido de Rondo no es fruto del azar, hay una historia detrás, unos valores de la franquicia que han permanecido desde los tiempos de Bill Russell. El siguiente partido en el templo verde era capital para la supervivencia de Boston el los Play-offs, pero la mala suerte y el mal planteamiento de Rivers en el último cuarto dio a Miami la opción de provocar el primer match-point, y en casa. no lo desaprovecharon, el quinto partido fue el último, los Celtics fueron por delante el 90% del tiempo y nunca se rindieron, pero Lebron decidió cuando quiso, para reconciliarse con su historia. Boston estaba eliminado, 4-1 para los de South-Beach.
Pero como reza el dicho, caerse está permitido, levantarse es obligatorio. Toca planificar la temporada 2011-2012 expectantes a un probable cierre patronal. A esta gloriosa generación se le acaba el fuelle, pero da miedo lanzarse al abismo que es la NBA ahora mismo a la hora de restaurar tu equipo. Pocos días después de la eliminación se anunció la renovación de Doc Rivers por 5 años más, algo que extrañó tras los rumores del año sabático, de su última temporada en Boston, su mala relación con el futuro de la franquicia rondo, etc. Todavía no quiero posicionarme acerca de la noticia. Aunque, visto lo visto, tengo mucha confianza en Doc Rivers, y es de los únicos que puede formar un nuevo equipo sabiendo lo que un céltico quiere y respetando los valores ancestrales del equipo.
Respecto al futuro próximo, creo que tal como están las cosas Boston aguantará un año más con este equipo, haciendo lo que se pueda con una plantilla que conserva la calidad. Será 2012 el año en que muchos equipos, incluidos los Celtics, crearán un proyecto para Howard que les dé serias opciones para conseguir el título. En Boston se construirá un equipo con sabia nueva desde la figura de Rajon Rondo, manteniendo a Pierce, Green y poco más de la plantilla actual. En este periodo de transición, tendremos que estar todos juntos para conseguir devolver a este equipo a su sitio original. Hay pocos equipos que aunque caigan y vuelvan a caer, sabes que tarde o temprano volverán. Los Celtics son uno de ellos.

martes, 19 de abril de 2011

Real Madrid-Barcelona: el fútbol en sus múltiples representaciones

Tras el primer Clásico, Real Madrid y Barcelona afrontan una recta final de temporada destinada desde comienzos de la misma a que ambos equipos se encontrasen. Son, actualmente, los dos mejores equipos del mundo, aunque nadie niega que los azulgrana son superiores. Tres partidos soñados por el mundo del fútbol, donde la psicología será uno de los factores más importantes. Pero, para hablar de estos tres partidos (escalonados en importancia), es necesario hablar del polémico partido del sábado, en boca de todos tanto por el extraño arbitraje de Muñiz como por el controvertido planteamiento táctico de José Mourinho.


Desde la conclusión del partido, se ha criticado en diversos foros y por personas muy diferentes (desde los individuos más intelectualmente deshonestos de la prensa de Barcelona a leyendas como Cruyff y Alfredo Di Stéfano) la táctica empleada por los merengues. Consistía en sacrificar la figura del engache por un mediocentro defensivo más, formando el mal llamado "trivote", en el que Pepe se situaba por delante de la defensa como anti-Messi. Pero, para los críticos, lo de menos fue el dibujo: el Madrid esperó en su campo, formando dos líneas de presión, que hizo que el Barça tocará y tocará el balón en posiciones alejadas del área de Iker Casillas. Esto fue tachado de "táctica de equipo pequeño" por varios periodistas, a pesar de que el resultado final fuese un 1-1 merecido por ocasiones de peligro creadas.
En defensa de Mourinho, me pregunto si alguno de esos críticos tienen alguna idea de cómo plantar cara a este Barcelona sin renunciar a valores ancestrales que según ellos poseen en Chanmartín. Muchos de los equipos que aparentemente jugaron de tú a tú al Barça cayeron, sino por goleada, sí justamente (Villarreal, Shakhtar, Valencia). Sin embargo, la "racanería y traición" parece que dieron mejor resultado tanto estadísticamente como a nivel de afición. Y es que sin duda el madridismo se conformó e incluso se alegró del empate por varias razones. Primero, porque eran ya cinco victorias consecutivas del Barcelona, con goleadas incluidas. Segundo, el Real Madrid venció a las adversidades de jugar en inferioridad numérica la segunda parte y el 0-1 en contra, consiguiendo empatar gracias a los acertados cambios de Mourinho. Por último, y más importante, la diferencia de fútbol entre los dos equipos es bien conocida, tanto sus causas como sus consecuencias. El Barcelona lleva trabajando veinte años en un proyecto, una idea que cogió forma con las dos primeras copas de Europa y, posteriormente, encontró a su líder con Pep Guardiola, un hombre de la casa que los llevaría a la cumbre. Ahora el Barça es un equipo con jugadores que se conocen a la perfección, que juegan automáticamente, con un patrón de juego definido. Desde que está Guardiola en el banquillo se han visto tres variaciones sobre un mismo modelo: con Eto'o, con Ibra y con Villa. Esta última, al que le toca enfrentarse a Mourinho, es un estilo absolutamente depurado, y mucho más efectivo. Quizás el asturiano le quita la verticalidad que daban Eto'o o Ibra, pero ha permitido mover a Messi hacia la posición de "falso 9". Ante esto, creo personalmente que sólo una mente maquiavélica como la de Mourinho puede derribar a esta máquina de hacer fútbol asociativo, y ya lo demostró el año pasado. Sólo se puede con su capacidad para contrarrestar al contrario, monopolizar la presión mediática y dominar la psicología de masas.


También se ha criticado al Madrid del sábado en relación con la historia de la institución. Sociológicamente es interesante que una sociedad y unos medios que atacan a jueces que intentan encajar piezas de nuestro pasado, nuestra historia, tengan tan profundizados grandes conceptos como la Historia, la tradición, los valores en algo que al fin y al cabo es externo a ellos, en plena época de la hiper-comunicación y del mundo fragmentado. Yo, como madridista, lo que quiero es que el madrid gane siempre, y sea siempre competitivo. Me empezó a interesar el fútbol en la primera era Florentino, con apenas 6 años. La Historia para mi generación, la que ha esperado años y años para ver a su equipo competir entre los grandes de Europa, se escribe ahora.
Mañana es la final de Copa. Los nervios y las dudas afloran en los dos conjuntos, moviéndose entre la prudencia y el ataque verbal. Mientras en el Barcelona la única duda es si un jugador se recuperará para el partido, por si habría que cambiar posiciones sin variar el esquema, en Madrid se preguntan por qué sistema táctico se decidirá Mourinho: renunciará otra vez a la transición elaborada, sin conducción, como antes de quedarse con 10, u optará por la entrada de Özil por Benzema como "falso 9", dando más creatividad y cabeza a las posesiones blancas, o quizás por la presencia de Manolito Adebayor entre los centrales para bajar balones ante la posibilidad de segundas llegadas. Hay muchas formas de jugar al fútbol, muchos sistemas que dependen de factores como la cultura, el clima, la sociedad, etc. Me encanta terminar de ver un partido de la liga italiana y ponerme con un fútbol tan diferente pero igualmente válido como el inglés o el alemán. No es la variedad lo que corrompe el fútbol, sino el nuevo elitismo de ciertos iluminados que se creen que este deporte se inventó ayer. Estos tres partidos que nos brinda el destino sólo van a servir para engrandecer al fútbol, gane quien gane.

viernes, 15 de abril de 2011

Play-offs 2011: favoritos

Ya empieza lo bueno. La NBA clausura su periodo de transición hacia una de los post-temporadas más abiertas que se recuerdan. En tiempos de rumores, fichajes, estrellas, lock-out y cambios generacionales los ocho mejores equipos de cada conferencia preparan lo que para algunos es un sueño, para otros una obligación y la última oportunidad para unos pocos.
Desde el All-Star Break el horizonte se ha desvirtuado de forma tan variada que llegamos a un punto en que resulta imposible interpretar esa tela de araña de tácticas, psicología y fisiología que crean los entrenadores en los últimos partidos de la temporada regular. Cuando el baloncesto es sustituido por el poker queda esperar en un estado contemplativo, en un juego donde la previsibilidad ya no tiene cabida.
Pasemos, sin más, a analizar los máximos favoritos, según mi criterio personal, a partir de lo mostrado (y no mostrado) a lo largo de la temporada.


Los Angeles Lakers. Tras el All-Star demostraron con una racha apabullante al nivel que están estos Lakers, versión cada año mejorada por Phil Jackson. Basta sólo con repasar sus últimos enfrentamientos contra rivales directos como Dallas o San Antonio para comprobar que el conjunto californiano puede arrasar en su conferencia si se lo propone. Pero siempre estará ese margen tan propio de ellos y de los equipos grandes, el de la incertidumbre ante las circunstancias. A la inoportuna lesión de Bynum (que quitará a Phil Jackson el dominio absoluto del juego interior de los últimos partidos) se le suman la dependencia de la figura de Kobe Bryant, sobre el cual gira todo el sistema ofensivo de Los Angeles, y de jugadores cuyo habitat es el claroscuro, como Odom y Artest. Máximos favoritos, en principio.

Miami Heat. La irregularidad a lo largo de todo el año del equipo de Florida es tomada ya a broma por los aficionados al baloncesto. Miami Heat es capaz de lo mejor y de lo peor, de ser humillados por la víctima del verano, los Cavaliers, a humillar y hundir a Boston Celtics, su rival directo en la Conferencia Este. Muchos son sus defectos y virtudes: nos encontramos ante un equipo que lo deja todo en manos de la genialidad de dos cracks absolutos. El rigor táctico, la circulación de balón y la confianza grupal son sacrificados en pos de la absorción del juego exterior por parte de Wade y Lebron más unos cuantos tiradores y reboteadores de nivel medio-bajo que rellenan la plantilla. Sin embargo, evitando este catastrofismo tan propio de mí cuando me refiero a la franquicia de Pat Riley, creo que en estos últimos partidos, sobre todo el mencionado anteriormente contra Boston, han demostrado muchísima más cabeza y orden defensivo (en el pick and roll, por ejemplo). Llegan crecidos, con su Big Three en un buen estado de forma y parece que Philadelphia sólo podrá ser el sparring de cara a unas semifinales de conferencia épicas ante el ganador del NY-Boston.


Boston Celtics. Aquí me permitiré el lujo de extenderme un poco más, pues la reflexión lo merece. Cuando hablo con los aficionados al basket siempre me encuentro con que los equipos que les gustan a la gente son aquellos que renuncian a la defensa y apuestan por un juego mucho más ofensivo, de partidos con anotaciones altísimas; actualmente las personas también son más proclives a ser de un equipo por la figura individual de un jugador que les maravilla y hace soñar, por encima de escudos y sentimientos "hooliganescos". No obstante, yo siempre me he encontrado en una minoría que siente los colores, que considera que la institución y su historia están por encima del show y la diversión. Por eso mismo me parece importantísimo defender a los Celtics, últimos representantes de este tipo de equipo en peligro de extinción. Cuando veo a Paul Pierce, Ray Allen, Rajon Rondo y Kevin Garnett pisar el parket del Garden portando esa mirada de concentración y madurez, enfundados en ese verde puro tan atlántico, me es imposible no emocionarme recordando el carácter y espíritu competitivo de Larry Bird y Jo Jo White en sus rostros. Los chicos de Doc Rivers son el ejemplo de un grupo unido por un sentimiento, un objetivo, un color, donde la jerarquía es la base de esa estabilidad. Incluso el recién llegado Nenad Krstić, de 28 años de edad, declaró que el vestuario céltico es otra cosa, se sentía como un novato al que le quedaba muchísimo por aprender. Por eso aunque la política de mercado haya sido nefasta (vendiendo a una pieza clave como Perkins), el nivel de juego haya bajado y la dependencia de Rondo sea cada vez más evidente, que nadie dude que los Celtics pondrán todo su orgullo, su inteligencia, su competitividad y su peso histórico para tumbar a cualquiera que se le ponga por delante.

Chicago Bulls. A la sorpresa de la temporada no le ha bastado con ser el mejor equipo de toda la liga para ser considerado como un rival a batir. Y es que, a pesar de que Tom Thibodeau haya construido un equipo sólido en todos sus aspectos, desde la mejor defensa del campeonato a un juego interior más que temible (con la dupla Noah-Boozer) y que gira alrededor de ese escolta que sube el balón llamado Derrick Rose, más que probable ganador del MVP de la temporada regular, todavía queda la duda de si este equipo está preparado para partidos grandes o por el contrario se empequeñecerá ante la presión. Al contrario de Boston, Chicago no tiene gente con experiencia en luchar por grandes cosas. Nos queda saber, por lo tanto, si el juego eficaz demostrado será o no eclipsado por la ingenuidad.


San Antonio Spurs. A pesar de que el final de campaña no ha sido precisamente bueno (alcanzaron las 6 derrotas consecutivas, algo que no pasaba en la franquicia desde mediados de los noventa), San Antonio tiene todo el mérito del mundo al haber conseguido reciclar un grupo que parecía estar caducado. Y eso ha sido gracias al excelente trabajo casi militar de Gregg Popovich, que ha conseguido sacar el máximo rendimiento a perros viejos como McDyess o Duncan. Pero la sensación es agridulce. Si bien sigue siendo el principal candidato para robarle a los Lakers su dominación en el Oeste, el esfuerzo físico está pasando factura a los tejanos. La falta de dosificación es un hándicap para la post-temporada, y ahora hasta Memphis se plantea como un rival duro, que incluso podría llevar la eliminatoria a los 7 partidos (la peor noticia para SA, gane o pierda).

Extra:

New York Knicks. Parecía que con la llegada de Melo y Billups las nubes habían cubierto el Madison Square Garden en horribles partidos donde la defensa era un circo, nadie defendía las penetraciones y el perímetro, los Knicks caían en picado. Pero llegó el partido contra Orlando, donde se vieron otros Knicks. Pusieron toda la garra e intensidad ausente en partidos anteriores, Carmelo Anthony por fin apareció con 39 puntos que llevaron a una costosa victoria, tanto en el marcador como en estado de ánimo, que llevó al equipo a encarrilar una genial racha de 7 victorias consecutivas, con Melo y Fields inspiradísimos y muchísima más velocidad de transición. Tras 7 años volvemos a nuestro territorio, el de los Play-Offs con un record positivo de 42-40, Boston será un rival complicadísimo, y no bastará con la sobrada calidad de Melo y cía., habrá que luchar por todos los balones, tener la cabeza en su sitio y derramar sangre sudor y lágrimas en la eliminatoria más atractiva para muchos y la más inoportuna para los que tenemos el corazón dividido entre Massachusetts y la Gran Manzana.


Denver Nuggets. Todo parecía negativo cuando se hizo oficial el traspaso de Carmelo Anthony, el jugador-franquicia. Sin embargo los aficionados de los Nuggets no contaron con que los jugadores que venían de la Costa Este, a lo mejor podían llegar a hacer algo, ¡y vaya si lo hicieron! Desde la marcha de Melo Denver empezó a subir como la espuma, con la formación de la mejor defensa de la Conferencia Oeste y un estilo de juego mucho más grupal, donde todos cuentan, y saltan a la cancha como si se conociesen desde niños. Es un milagro lo que George Karl está haciendo con esta plantilla. Por todo esto Denver Nuggets es mi apuesta personal, y creo que son serios candidatos para las finales de conferencia. Pero primero tienen que ganar una durísima y preciosa eliminatoria contra los Thunder de Durant, donde tendrán la oportunidad de mostrar hasta donde puede llegar un equipo sin estrella.

martes, 15 de marzo de 2011

De idus, historias y presentes

"Nos jugamos mucho el Madrid, campeón de los campeones, y yo. Este equipo ha ganado nueve copas de Europa y seguirá siendo el que más tiene, pase lo que pase, pero quiere conquistar más. Y Mourinho es uno de los tres técnicos que han ganado la Champions con dos clubes y seguirá en la historia, pero quiere una tercera Copa. Lo que quiero decir es que si esto nos sale mal, la historia no se puede olvidar". El polémico entrenador José Mourinho hacía hoy martes, precisamente en los idus de marzo según el calendario romano, una reflexión sobre la Historia y su incidencia en el presente, del símbolo del Madrid como mito contrastada con su imagen actual, la de un club real (de realidad, no de realeza).
Hace exactamente 2055 años Julio César era asesinado por una institución que no quería perder su poder, que miraba recelosa las oscilaciones del primer dictador vitalicio de la República entre la locura y la grandeza. Guárdate de los idus, le advirtieron días antes. César aparentemente no tuvo en cuenta la advertencia, pero seguro que tras la hostilidad del Senado y las palabras del vidente cupo un pensamiento, unas reflexiones acerca de su historia, la distancia entre el mito y su yo, y el sentimiento de un punto de no retorno.


Probablemente sea una idea descabellada, pero lo que es José Mourinho actualmente en el Real Madrid no está muy lejos de lo que Julio César era en Roma. El portugués emprende batallas contra las injusticias cual Quijote, y cree en su modelo metodológico hasta las últimas consecuencias, bien sea dominando la opinión pública o nadando entre dos aguas que al final, siendo preciosistas, sólo nos ofrece el reflejo de un "Mourinho evanescente". Por otra parte dejémonos de relaciones filosóficas entre Mourinho y Nietzsche, y seamos serios. Este hombre es, tras Sir Alex Ferguson, el mejor entrenador del mundo, y eso no se consigue mediante adscripciones filosóficas a las que seguro no conoce, sino a partir del estudio táctico, físico y psicológico del fútbol. Para asociar alta cultura y fútbol dejémoslo en manos de los periodistas cortos de miras que malinterpretan el discurso de Guardiola y de la retórica circense de Valdano.
Ahora, el técnico del Real Madrid se enfrenta a su examen más importante. Son muchos los años que mi generación ha sufrido viendo al Madrid perder en octavos un año sí y otro también, y no tengo ni idea de que es eso del señorío blanco cuya ausencia se le echa en cara al bicampeón de Europa. La única verdad es que mañana será un todo o nada para el mejor Madrid que he visto en mi corta vida, el partido (de momento) más importante del año, por delante del 20-A, tantas veces enunciado por el gran Guasch. Mourinho exige un Bernabéu que sea uno más a la vez que se escuda en su propia historia y la de la institución, sin duda es el día para distanciarse, pero esta vez el mito se hará realidad. Hoy son los idus de marzo, día para la reflexión; mañana será 16, día para la historia escrita en presente.

sábado, 26 de febrero de 2011

Premios Oscar 2011: la configuración de un horizonte.



A falta de aproximadamente 12 horas para que Anne Hathaway y James Fraco comiencen a presentar la edición número ochenta y tres de la Entrega de premios de la Academia de Cine, más conocidos como los Oscar, se vuelven a plantear nuevos caminos y horizontes, que para los menos escépticos se pueden decidir en la gala. Si el año pasado la toma de partido por el buen cine era clara, este año domina la ambigüedad (que es duplicada por la suma de 5 innecesarios títulos más en la nominación a la mejor película).
Yo, en efecto, fui uno de los tantos aficionados al cine que se alegró de que una película como The Hurt Lucker (Kathryn Bigelow, 2008) fuese la gran ganadora de la noche, en primer lugar porque en muy pocas ocasiones la Academia de Hollywood ha premiado el buen cine americano y The Hurt Lucker es, sin duda, una muestra de él (el film de Bigelow explora las nuevas capacidades del relato volviendo la vista a la antropología mediada por el cinematógrafo que hicieron Cimino y Coppola en el ocaso del New Hollywood, algo que es una conquista mayor); por otra parte, el hecho de que ganase a Avatar (James Cameron, 2009), símbolo de esa nueva cortina de humo contra la crisis que es el 3D, supuso la devolución a estos premios de una seriedad que perdieron a principios de los 90.
Si bien es cierto que este año los discursos ético-artísticos son similares, y, como he dicho antes, la opinión del buen gusto está dividida, se pueden observar algunas batallas que el cine tendrá que luchar.
Empezando por los pesos pesados en lo que a nominaciones se refiere, tenemos El discurso del rey (Tom Hooper, 2010), una película tan correcta como académica, que nos cuenta la enésima historia del líder empequeñecido por una deficiencia física. En su día, Truffaut dijo algo así como que es imposible que los británicos hagan una película buena, y, en parte, tiene razón: en toda la Historia del Cine, es díficil encontrar un director inglés iconoclasta, que se plantee ciertas cuestiones más allá de la pura corrección, e incluso en la época Punk, ese cine queer más experimental no terminaba de huir de ciertos recursos formales que tanto han caracterizado al cine británico. Lógicamente esta incapacidad para renovarse no deriva del ADN inglés, como se podría malinterpretar la teoría de Truffaut, sino de esa larga tradición teatral que hace que para los británicos el cine sea una mera prolongación.


Después tenemos mi favorita, La red social (David Fincher, 2010), una auténtica obra maestra. No hace tanto tiempo que David Fincher era un simple realizador de videoclips, un vendido a la posmodernidad más barata. Esto se prolongó en su entrada al cine, donde títulos tan insulsos como El club de la lucha (1999) o Se7en (1995) hacían las delicias de la cinefilia más pueril. Pasaban los años y no se veían signos de madurez, quizás por su juventud, quizás por la obsesión por el artificio de la que ningún director americano escapó en los 90. Pero, de improviso, llegó Zodiac (2007), una obra que, como definió Jaime Pena, frenaba justo antes de caer al abismo de las nuevas formas narrativas. Sin duda fue la gran sorpresa del año: David Fincher encabezando una nueva ola del cine americano que destacaba la serenidad, la preocupación por las capacidades de la narración y el retorno al clasicismo. A partir de entonces todo cambió. Justo un año después el director de Colorado nos emocionó a todos con El curioso caso de Benjamin Button, un homenaje a las películas sobre la herencia, la muerte y el paso del tiempo. Parecía la película indicada para que por fin se llevase la preciada estatuilla, pero ésta sería usurpada por la abyecta Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2008). Hoy, su nueva película, La red social puede ganar hasta 8 estatuillas, y así hacer justicia. Y es que la película no es para menos: al igual que en Zodiac, Fincher vuelve a explorar los nuevos caminos del relato, en este caso del género biográfico, dentro de la actual hiperfragmentación; cómo reintegrar la transparencia y sencillez de la screwball comedy en la era de Facebook y Twitter. Un film a tener en cuenta.
En un segundo plano nos encontramos con gran variedad de películas que, a pesar de sus evidentes diferencias, encuentran puntos en común de cara al futuro. Desde la nostalgia por el primitivismo de antiguas formas del cine americano en Valor de Ley (Joel y Ethan Coen, 2010) hasta las variaciones del american way of life en Los chicos están bien (Lisa Cholodenko, 2010), pasando por la extraordinaria The Fighter (David O. Russell, 2010) y la dantesca Origen (Christopher Nolan, 2010).


Como dije en párrafos anteriores, esta edición no es como las anteriores, pues no hay una clara confrontación de discursos. ¿Significa esto el comienzo de un nuevo panorama en el cine americano? ¿o, al contrario, un cierto acomodamiento? Sólo el tiempo, y no los premios, lo dirá. Hasta entonces, disfrutemos del show que está a punto de comenzar en el Teatro Kodak