miércoles, 28 de julio de 2010

La imposibilidad del relato cerrado: the Lost Final



Bueno, pues tras dos meses ya he visto el final de Perdidos, y, sorprendentemente, he conseguido aislarme de toda información acerca de éste. Debido a lo pasado de moda que está este tema no voy a extenderme demasiado.
En estos últimos años han pasado por nuestras carteleras una serie de películas (casi todas norteamericanas) que se preguntan cómo narrar y desarrollar un relato tras una época (la posmodernidad, que sigue dando sus últimos coletazos) que mediante la repetición y la referencia había cambiado completamente el significado de la imagen y la ficción a partir de entonces. Clint Eastwood construía su díptico de Iwo Jima en la constante del cine de la división en dos partes (montaje), anulando a la obra de todo final, pues una película daba pie a la otra, y viceversa, en un bucle sin fin. David Fincher hablaba en Zodiac sobre la imposibilidad de cerrar el relato cuando la realidad y la sobreinformación se filtra y agujerea el relato. Michael Mann se olvida de crear un "gran relato" enfrentando al protagonista a su propia leyenda en Enemigos Públicos, y al final no hay conexión entre la dimensión humana y la mítica. (Y algo muy parecido ocurre en El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, Shutter Island, Million Dollar Baby, etc). Son algunos ejemplos de una nueva corriente que se cuestiona sobre el estado actual de la narración, donde sin duda está Perdidos. Esta serie es la última gran narración, un artefacto creado básicamente para su autodestrucción. A medida que se avanzaba temporada tras temporada se iba abriendo en proporción un abanico espacio-temporal con cientos de códigos ficcionales, una auténtica bomba de relojería que no tardaría en estallar. Por eso cuando empezó esta sexta temporada tenía unas expectativas tremendas, quería ver como J.J. Abrams era capaz de finalizar esta ficción interminable. Y el final me ha dejado un sabor un tanto agridulce: por un lado da la sensación de que han intentado complacer a la audiencia cerrando tajantemente, pero luego (aunque se aleje de la corriente que comentaba) han conseguido magistralmenete darle un significado mucho más abstracto a esa (aparente) dimensión paralela, convirtiendola en una especie de limbo con el destino final de la reunión definitiva en un espacio donde (al igual que la isla) no existe ni el "aquí" ni el "ahora". Y así recordaré Lost, como una obra única que consigue extenderse supendida en el espacio-tiempo.

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