domingo, 5 de septiembre de 2010

Two Lovers (1)


Acabo de salir del cine, tras ver por segunda vez en pantalla grande esta inmensa obra maestra. Hay libros, pinturas, obras de arte en general que van más allá de la maestría y de la innovación. Obras que de alguna forma son parte de ti, de tu espíritu, algo personal, pero que no se encierran en la mera nostalgia. Poseedoras de un humanismo y de una poesía que te acercan por su territorio reconocible, pero a la vez se elevan sobre todas las cosas, vuelven al pasado para entender el presente y continuar hacia el futuro, observan el Todo con sabiduría socrática y minimalismo.
Two Lovers me produce esa sensación de principio a fin. Ha pasado a formar parte de un selecto grupo donde se encuentran Vértigo (1958), la novena sinfonía de Mahler (1909), Las odaliscas (1928) de Matisse y Las Iluminaciones (1876) de Rimbaud (por citar un ejemplo de cada una de mis cuatro artes favoritas) entre otros, que son obras (ni yo estoy de acuerdo en calificarlas así, pero no encuentro otro término) tan buenas que me han dado ganas de llorar.
Por todo esto no voy a redactar una crítica de la película, puesto que habría que hacer un análisis objetivo y no dejar que el éxtasis empape tu redacción. Me voy a limitar a citar, poner imágenes, y escribir lo primero que me salga de la cabeza. Para que se entienda mi opinión es necesaria una absoluta espontaneidad.

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