sábado, 8 de noviembre de 2014

9-N, mapa de un régimen quebrado


Se cumplen más de 6 años, en 2008, desde que comenzó la crisis económica, y el paisaje político español no ha mostrado ninguna transformación substancial. Paradójicamente, el subsuelo no cesa de moverse, cada vez con más intensidad y la ruptura entre el poder y los ciudadanos se extiende no sólo a la dimensión de la representación política, sino a todas las esferas de lo social: se trata de la crisis estructural del régimen del 78. En consecuencia, se está comenzando a dibujar un nuevo escenario de disputa de legitimidades y construcción de nuevos sentidos y hegemonías, la gestación de un nuevo pacto social (económico, territorial, cultural). Destaca, en este momento de transformación general, el enorme movimiento social del pueblo catalán a favor de una toma de la soberanía de su territorio, que se completaría a través de la realización famoso referéndum del 9N.

Multitud de actores han construido sus discursos en torno a este proceso: mientras que las viejas élites políticas catalanas no tardaron en tratar de tomar las riendas, el gobierno español se mantuvo en su lectura poco inteligente, negando la posibilidad de la consulta desde el inicio (con razones jurídicas y formales, más que sociales y políticas, en un pésimo ejercicio de comunicación política). La realidad social, en cambio, no es tan simple como la interpretaron las derechas, y es que la gran movilización del pueblo catalán cubre varios espacios ideológicos: el enfado no es sólo contra un gobierno central que les niega la auto-determinación, es una protesta contra todas las estructuras e instituciones que ostentan el poder, tanto estatal como local. Una manifestación clara del abismo que existe entre la sociedad y los sistemas creados para organizarla, y es el no saber leer esta quiebra por parte de las élites lo que provoca el resquebrajamiento del paradigma político.

El pueblo español es heterogéneo, y en él conviven multitud de identificaciones culturales que generan distintas orientaciones hacia los objetos políticos. Las diferencias históricas y lingüísticas de Cataluña han favorecido a vertebrar una identidad política nacionalista muy sólida, naturalizada e integrada en la sociedad desde el siglo XIX. Tan integrada que resulta imposible la construcción de un discurso en Cataluña que omita ese sentimiento compartido: el nacionalismo es hegemónico, y esto es una realidad social insalvable. Desde la Transición, la burguesía catalana ha sabido embridar este fenómeno, y así salvaguardarse en el poder. Sin embargo, la progresiva pérdida de legitimidad del partido dominante, CiU, ha dejado un vacío de significado en el independentismo catalán que las izquierdas tienen el deber de llenar. Y esta producción de nuevos sentidos tiene que huir de lo cultural y del sentimentalismo barato para centrarse en el papel que jugaría la sociedad catalana en la futura República Española, un nuevo régimen donde los ciudadanos tomen el poder de las instituciones y se expulse a la rancia oligarquía que oprime (doblemente en Cataluña) a los pueblos de nuestro país. Y es que son las diferentes dimensiones de la opresión el principal obstáculo que personalmente veo en un proceso de independencia de (sólo) Cataluña: independencia de España, sí, ¿pero también de los poderes chantajistas de la UE? ¿Independencia también de su propia burguesía, que se enriquece mientras acaba a pasos agigantados con todos los servicios sociales? ¿Independencia del sistema financiero culpable de la crisis que pagan los trabajadores, del que forman parte grandes entidades bancarias catalanas?

Aplicando un ejercicio de profundo realismo político, la independencia de facto de Cataluña sólo puede conseguirse con una paralela independencia de todos los pueblos de España, en el marco de una república federal con un nuevo proyecto constituyente que reconozca la autodeterminación y el carácter plurinacional del Estado. No podemos caer en el error de tratar el nacionalismo como un fenómeno aislado y sin relevancia ni contenido político, pero sí cabe reflexionar sobre qué nacionalismo es necesario ante el futuro de cambio que se nos presenta: un nacionalismo que genere cohesión social, que ayude a construir una nueva identidad política común para la resistencia, y así integrar las muy diversas consciencias en una ideología de clase.

José Barrera

viernes, 10 de enero de 2014

Lo mejor de 2013, manual de supervivencia.


Escrito conjuntamente por Fernando Villaverde (@Fdovillaverde) y José Barrera, un servidor. (Sobre películas estrenadas comercialmente en España hasta el 31 de diciembre)

Resulta difícil hallar conexiones y puntos en común entre películas actualmente. La muerte de la tradición, de la comunidad, ha conducido a un mundo fragmentado y heterogéneo. En un capítulo de Halloween de Los Simpson, el resucitado padre del Dr. Frink vaga por el pueblo arrancando a los ciudadanos partes de su cuerpo para implantárselas y así conseguir sobrevivir. Esta es la personificación del cine de hoy, un cine en constante mutación que vagabundea, que se plantea como sobrevivir cada día. La tarea de los creadores actuales es saber moldear e integrar con fluidez todas esas formas dispersas, darles una posición artística y política. Y no recuerdo un año de cine más plural, más condenadamente raro, que este 2013. Hemos asistido a la invasión de la cartelera por parte de un cierto ‘cine de esteroides’, un cine que nace de lo artificial y que se enrosca sobre sí mismo. Este impulso tiende hacia la hormona y a ofrecerse desordenado y vacío (El Hombre de Acero [Zack Snyder] sigue la línea de la insoportable 300), por ello es uno de los milagros cinematográficos del año que el líder de este tipo de pseudo-cine haya sabido convertir en Dolor y Dinero (Michael Bay) este gusto por lo artificial en una suerte de barroquismo, una auto-parodia atiborrada de anabolizantes. De forma más sutil siguen la línea dos de las mejores películas del año. Con Django Desencadenado, Tarantino abandona el estilo primitivista picassiano de sus dos obras maestras, sus dos últimas películas, para volver al gran relato y a la recreación en las formas de la saga Kill Bill. Este retroceso estilístico puede ser decepcionante, pero la buena noticia es que se continua su línea del “monumento sobre el documento” (Zunzunegui dixit), confiando en la Revolución de la Ficción, como en Malditos Bastardos, la Historia no puede hacer frente a los poderes del cinematógrafo posmoderno. Las películas de Bay y Tarantino frenan el coche al borde del abismo mientras que la mejor sorpresa del año, Spring Breakers, se lanza rompiendo con el relato racionalista para adentrarse en su subsuelo, en la alcantarillas, y filmar el subconsciente de Disney en una estructura difusa y elíptica, de saltos hacia atrás y hacia delante. La agresiva cámara de Korine se para en la sensualidad de los cuerpos y sus movimientos ralentizados, la tensión sexual se transmuta en una tensión relato-imagen que en el ecuador del filme estalla. Definitivamente Inland Empire no fue un charco de agua en el desierto.
De forma paralela se han desarrollado las propuestas más respetuosas con la historia del cine que, partiendo de formas conocidas (y reconocidas), han explorado nuevos discursos. El cine avanza con una necesaria mirada al pasado (cinematográfico). De esa manera, The Master, una de las películas más interesantes del año, surgirá desde la resistencia -casi- utópica de Paul Thomas Anderson, en reivindicación de la imagen fotoquímica (formato) y de la estética tourneuriana (estilo); para dar lugar a una oda a la composición del plano que encuentra su lógica abstracta en la simetría contrapuesta con la auto-deformación del rostro de Joaquin Phoenix, la digresión que permite la existencia de la dialéctica como motor del film. Del mismo modo que Hong Sang-soo empleará una imagen propia del Ozu de La Hierba Errante como leitmotiv diegético que le permite desarrollar su estructura musical, de las Varaciones-Goldberg de Bach, en En Otro País. Y si la película surcoreana plantea la música como estructura, para Miguel Gomes será el nexo con la realidad. Tabú representa el colonialismo a modo de “alegoría de la caverna”, donde la imagen es una sombra (sin matiz despectivo) de Ford, Dreyer y Murnau, y las ideas se subliman de la misma. Porque estas tres obras no tienen un pacto con la sociedad, más allá de lo que reivindiquen o censuren; sino un pacto con el cine, a partir del cual son capaces de poblar todos los terrenos. La imagen se muestra más consciente de sí misma que nunca.
Sin alejarse de esta idea están las películas que, motivadas por el presente, han fijado su epicentro en la crisis (amorosa, mayoritariamente). La extinción de la pasión sexual ha desencadenado, en el cine de este año, un intento de restituir el tiempo natural o, mejor dicho, una deformación del tiempo cinematográfico. Jean Luc Godard, refiriéndose a los films de Ingmar Bergman, hablaba del desmembramiento de la duración en una reflexión sobre el presente; y será Judd Apatow quien recoja el relevo del cineasta sueco en su última obra. Si Fuera Fácil parte de la crisis de los 40, reflejada en la pérdida del vigor sexual, para mantenerse en un limbo temporal en su deconstrucción de la comedia. El alargamiento desmesurado de la duración institucionalizada, quebrantando así el ritmo del género que se le atribuye, permite al creador explayarse comentando (y criticando) el panorama cultural contemporáneo (made in Apatow): el verdadero punto de fuga del humor según el film adquiera tintes de tragedia. Por otro lado, en Mud, Jeff Nichols prescindirá de la mutación del tiempo como efecto de una idea, para convertirlo en la causa. La reclusión de Mud en la isla, bloqueo de la pasión, supone la negación de la rutina y de su consecuente estructuración temporal; es decir, una completa alteración del valor subjetivo de segundos, minutos y horas. Y como es algo irrepresentable de manera explícita en un film comercial, se trasmuta en imagen y movimiento, en un flotar, un vagar, por el purgatorio del personaje. Pero, sin duda, la más atractiva de este grupo es Antes del Anochecer. Linklater retoma el gusto por la toma larga de Welles, Renoir o Rossellini para enfrentarse a la ardua tarea de narrar tres décadas del mundo (la trilogía). Donde la contradicción elipsis (que separan las películas) y reconstrucción fidedigna de períodos del día no es tal, ya que las elipsis permiten la puesta en forma de la erosión del tiempo en la segunda y tercera entrega. Tampoco es baladí que el personaje de Julie Delpy haga referencia a Te Querré Siempre en Antes del Anochecer; puesto que, como en la obra maestra de Rossellini, relato y ubicación se relacionan de forma orgánica. Grecia, en ruinas (esqueletos del esplendor) y con la crisis económica más que latente, se muestra como un reflejo de la pareja que pasea, habla e improvisa sin deformar su alrededor. Restituir el tiempo real es el paradigma. Muchos de estos logros que encontramos en Apatow y Linklater también están en la mejor sorpresa del año: Niños grandes 2 plantea desde el mismo aparato hollywoodiense cuestiones como la dificultad del paso a la vida adulta y sus rituales, la presión de la comunidad sobre el individuo, la obligación de romper con cierta adolescencia. Adolescencia en la vida, pero también en la comedia, pues al igual que Los mercenarios planteaba el desgaste del cine de acción ochentero filmando el rostro erosionado de actores-icono, Niños grandes 2 es el canto de cisne de cierta generación de ‘teenager comedies’ encarnada en Adam Sandler, Chris Rock o Kevin James. Pero este duelo ya no se aborda desde la melancolía (mencionada en el gran artículo de Carlos Losilla Madurez de la comedia, melancolía de la madurez) sino como un homenaje festivo y gamberro a un género que hace pocos años dominaban. Mientras propuestas como R3sacón y Juerga hasta el fin fracasan creyéndose más listas que sus espectadores y se agotan en su formalismo vacío, la película de Sandler y cía. es una oda a la irresponsabilidad, a la incorrección política y al verano.


Por otro lado, Almodóvar y Garrel, directores de estilos absolutamente opuestos, comparten una línea continuista en sus nuevas películas respecto al claro cambio que han experimentado sus obras en los últimos años. En el caso del manchego, Los amantes pasajeros es su último enroscamiento neobarroco, que es la esencia del Almodóvar post-Volver: el gusto encontrado por la mise en abîme, que pone a la ficción frente al espejo, con una recreación depalmaniana en las formas que se dirige en este caso hacia lo cómico y ligero (un logro alcanzado por J.J. Vázquez en Sálvame años antes). Por otro lado, Garrel firma su película más sosegada, menos bressoniana y más rohmeriana, siguiendo la estela de Sauvage Inocence. En Un Étè Brûlant abandona su ‘activismo’ formal: la preocupación por el vacío emocional y filosófico del fracaso de Mayo del 68 deja paso a la fascinación con las curvas del cuerpo de Monica Belluci, envuelto por sábanas azules y sombras caravaggiescas, y a los diálogos vacíos de unos jóvenes que parecen una parodia charlatana de los anteriores personajes del director francés. Se podría encontrar en la belleza del desnudo femenino una excusa de ‘encabalgamiento crítico’ con la obra maestra de Kechiche, pero La vie d’Adèle merece ser comentada aisladamente como lo que es, un milagro secular, una joya pura de esencia impura. Cuando exaltamos en una película la capacidad para mostrar la realidad tal como es, con completa naturalidad, no observamos la cámara como un mero instrumento transparente de registro, tampoco vemos en la ficción un medio de ‘representar la realidad’ (como hacen los malos directores, que acabarán siempre mostrando la cara sórdida, grotesca y simplona de una realidad que no pueden abarcar). El camino clave para poder abrirse a ‘lo natural’, y no descubrimos la pólvora, es llegar a hacer emerger lo trascendental que hay en la cotidianidad. El primer beso entre las dos chicas, los gestos que se encogen, los susurros, las miradas que se desvían, los rituales dentro del encuentro sexual… La vie d’Adèle es puro cine, pero sobre todo es la vida, la más grande realidad.

TOP 10

 Fernando                                                         José
1. Django desencadenado (Quentin Tarantino)    1. La vie d'Adèle (Abdellatif Kechiche)
2. La vie d'Adèle (Abdellatif Kechiche)                 2. Antes del anochecer (Richard Linklater)
3. The Master (Paul Thomas Anderson)              3. Si fuera fácil (Judd Apatow)
4. Antes del anochecer (Richard Linklater)          4. Spring Breakers (Harmony Korine)
5. Spring Breakers (Harmony Korine)                  5. Django desencadenado (Quentin Tarantino)
6. Tabú (Miguel Gomes)                                    6. The Master (Paul Thomas Anderson)
7. Si fuera fácil (Judd Apatow)                            7. Niños grandes 2 (Dennis Dugan)
8. En otro país (Hong Sang-Soo)                        8. Los amantes pasajeros (Pedro Almodóvar)
9. Mud (Jeff Nichols)                                          9. Un étè brûlant (Philippe Garrel)
   Dolor y dinero (Michael Bay)                          10. Dolor y dinero (Michael Bay)
   Un étè brûlant (Philippe Garrel)              

martes, 17 de julio de 2012

Todo seguirá igual

I know that I shall meet my fate /somewhere among the clouds above; /those that I fight I do not hate, /those that I guard I do not love;/ my country is Kiltartan Cross,/ my countrymen Kiltartan’s poor,/ no likely end could bring them loss/ or leave them happier than before./ Nor law, nor duty bade me fight,/ nor public men, nor cheering crowds,/ a lonely impulse of delight/ drove to this tumult in the clouds;/ I balanced all, brought all to mind,/ the years to come seemed waste of breath,/ a waste of breath the years behind/ in balance with this life, this death. 'An Irish Airman Foresees His Death' [William Butler Yeats, 1918] (Imágenes: 'Sólo los ángeles tienen alas', Howard Hawks, 1939)

sábado, 9 de junio de 2012

"¿Otra vez vosotros, Celtics?"

Por Bird, Parish y McHale. Por Bill Russell y el Misisipi. Por Scorsese y los Dropkick Murphys, el té vertido y los disfraces de mohawk, los Red Soxs y la sopa de almejas. Por Reggie Miller, más que digno segundo mejor triplista de la Historia. Por Di Natale, legendario goleador del Udinese, y DiNatale, constructor del parquet del garden. Por los listones de marrón anarajando, testigos mudos de los horrores de la II Guerra Mundial, y sus "zonas muertas". Por Leon Wood y aquel masajista de los Knicks, victimas indirectas de la genialidad del Pájaro. Por David Stern, sus camisetas, los owners who talk too much, los que confunden experiencia con vejez. Por la tristeza que nos produce que el baloncesto se haya convertido en dinero, músculo  y vehículos KIA. Por lo que representan diecisiete telas colgadas de un techo y lo mal que suena ese número, diecisiete, con lo bonito que es el dieciocho. Por Havlicek, que en una noche como la de hoy en 1974, lejos de Boston, demostró que existía vida más allá de El Halcón, después de meternos él mismo en un buen lío en el Garden dos días antes; así somos nosotros, ¿por qué ganar en 6 partidos? ¿Acaso no tenemos cojones para jugárnosla en un séptimo partido fuera de casa? Por Eddie. Por aquel gordito bebé y su amigo bajito que todavía escuchan los cánticos en los rincones del Garden de la que fue su noche (mañana hace ya dos años). Por Bradley, Wilcox y (¿por qué no?) también por Jermaine. Por aquel hombre a un puro pegado. Por esa afición que perdiendo de 20 no cesa en su grito hasta el último segundo, la única para la que el baloncesto no es un deporte, sino una religión, una forma de vida. Por vosotros: Ryan, Keyon, Marquis, E'Twaun, Mickaël, Shasha, Gregorio, JaJuan, Brandon, Rajon, Ray, Kevin, Paul. Por el verde...

Esta noche tenemos una cita con una sabia y pulcra mujer. Nos conoce más que nadie, y sabe que aunque algunas veces lleguemos tarde al restaurante y la decepcionemos, nuestra relación es imperturbable y sólida, pues nuestro amor dura desde la adolescencia. La Historia nos espera, majestuosa y serena, hoy, a las 2:30 en Miami.


viernes, 11 de mayo de 2012

Garnett, Garnett y Garnett.


"Just do what you do best". Esta frase la habrá pronunciado cualquier entrenador de alevines medianamente sobrio, será una perogrullada, podrá tratarse de la menos profunda de todas las que dijo Red Auerbach, genio creador de lo que hoy son los Boston Celtics, pero a mí me llega como ninguna otra. Puede que sea por su brillante simplicidad, que nos abruma al vivir en un tiempo donde constantemente estamos obligados a elegir entre el tópico o el laberinto conceptual vacío en el que algunos pedantes analistas han tratado de convertir al deporte. O puede que sea porque esta frase resume el juego de los Celtics de siempre: intensidad en la defensa, ataques lentos pero claros, concentración y esa pizca de mística que aporta el Garden; máxima sencillez y economía de recursos. Y eso es lo que han ofrecido estos Celtics (reciclaje de un reciclaje) en la primera ronda de playoffs frente a Atlanta Hawks. La eliminatoria dio lo que prometía, puro baloncesto PO del Este: anotaciones generalmente por debajo de los 85-90 puntos, ataques densos, máxima tensión e intercambio de insultos y provocaciones en ambas direcciones.

El primer partido estuvo controlado por los Hawks hasta los últimos 5 minutos. Teague y Johnson abrieron herida en la defensa exterior de Boston, y junto a los árbitros acabaron desquiciando a Rondo que se autoexpulsó, dejando al equipo huérfano para el segundo partido. Aún así, el equipo se sostuvo gracias al base de Kentucky y a Kevin Garnett. El tiro exterior, una de las armas más potentes de los Celtics, fue una catátrofe: 0-11, con seis triples errados de Paul Pierce.

Con la baja de Rondo y Allen todavía vestido de traje, el segundo partido se presentaba muy complicado para los Celtics (aunque Atlanta también contaba con bajas importantes). Sin embargo, Bradley consiguió cuajar una más que aceptable actuación como PG. Fue un encuentro muy igualado, con el timing de Doc Rivers que llevó el partido a su terreno a pesar de las carencias que todavía evidenciaba su equipo (problemas de nuevo con Teague, monumental). Pero si el partido tuvo un nombre ese fue el de 'Da Truth. El capitán y alma céltica se echó el equipo a las espaldas: tiró, penetro, reboteó, asistió, posteo... hasta irse al 36-14. ¡Todo le salía! Mientras, Garnett hizo el trabajo sucio, llevando a Collins a las 6 faltas y poco a poco mermando la confianza de los jugadores de Atlanta. Fue un partido de reivindicación, porque, como reza el fantástico spot de NBA, Here They ComeBuena aportación también del banquillo.

Quizás fue el tercer partido de la serie el que peores sensaciones nos dejó a los aficionados pese a la victoria. En realidad ambos equipos jugaron bastante mal. Ni siquiera la tensión de la prórroga salvo un partido de poquísimo ritmo y acierto en ninguna canasta. Cabe destacar la vuelta de Ray Allen, con 13 puntos, que a pesar de su mal estado físico permitió esa "segunda opción" en el ataque en estático para buscar el triple lateral con constantes cortes, y el casi habitual triple-doble de Rondo, que volvió como una moto tras las "mini-vacaciones" que se tomó. De todas formas, no se puede sufrir tanto contra unos Hawks sin la mitad de su equipo. Y tomaron nota...

Hubo que esperar al cuarto partido, segundo en el Garden, para ver la mejor versión de estos Celtics, la que nos enamoró en 2008 y 2010. No hubo rival, Boston fue un torrente ofensivo: Pierce enchufadísimo, circulación rapidísima del balón, porcentajes de tiros en la primera parte escandalosos... y la rotación, pues fue una gran obra coral dirigida por Doc Rivers la que evidenció la diferencia entre los dos equipos en la vuelta de Al Horford tras cuatro meses de baja. Poco más hay que añadir a este baño.

En muchas fases del quinto partido Atlanta aplastó físicamente a Boston, lo que se tradujo en robos y constantes anticipaciones en la pintura de los jugadores interiores de los Hawks. Y es que Horford volvió a ser Horford. Superó a los pívots de Boston en las fases claves del partido y acompañó el partidazo de Josh Smith (13-16), que ganó (por primera vez en toda la serie) la partida a Garnett, y que junto al center dominicano volvió locos a los de Massachusetts. En el apartado ofensivo, fue Rondo el que llevó las riendas de su equipo, añadiendo un robo en la última posesión del partido que no pasó del borrador en las páginas de la leyenda céltica al no saber completarlo con la voracidad con la que lo hubiera hecho un Paul o un Deron Williams, es decir, un base "chupón". Claro que ninguno de estos jugadores robaría ese balón.

El sexto partido, aún siendo igualado, fue controlado moral y físicamente por los Celtics desde el minuto 1. Muy parecido al segundo de la serie que comentábamos anteriormente. Aunque si en los anteriores partidos faltó paciencia en la fase ofensiva e inteligencia para encontrar el tiro, esta vez si se consiguieron posiciones fáciles, pero no hubo acierto. Lo que decantó el partido (y puede que la eliminatoria) a favor de Boston fueron sus clásicos arreones y la carencia de fuerza anímica en Atlanta para superarlos. Otra clave ha sido Rondo, jugó más liberado (Teague de más a menos) y pudo mover el balón, penetrar y hasta tirar a su gusto.


KG, siempre KG

Lo sospechamos en temporada regular y confirmamos en la primera ronda de PO: este Garnett es el mejor desde el de 2008. Es emocionante, enternecedor, ver como entre Doc Rivers y el propio jugador han conseguido esta transformación, más bien reaprovechamiento, convirtiéndolo en el único "falso center" de la liga, como lo llama Peter Mihm en una bella licencia cruyffista. (Un cinco versátil llamémoslo para los puristas, el más versátil de todos). La consigna es clara: en los momentos decisivos, ni Allen, ni Pierce, ni Rondo, balones al poste bajo a Garnett y que resuelva. Suya ha sido la culpa de que la defensa interior de Celtics haya rozado la perfección en la mayoría de los partidos (quitando ese fatídico quinto, que, supongo, Bass estudiará en profundidad). A propósito de esto, Antoni Daimiel dió ayer en un tiempo muerto datos bastante reveladores: con Garnett en la cancha la media de puntos anotados de Josh Smith se reduce de 21 a 13, el porcentaje de acierto de 53% a 35%, los tiros libres de 6 a 3, las asistencias de 8 a 3, y mientras Garnett está en el banco Smith está en +37, que con el de Greenville en pista se reduce a -10 (!). El sacrificio y orgullo que ha puesto en el parqué es digno de ovación, pase lo que pase de aquí en adelante.

Mejorar contra Philly
Las semifinales contra los Sixers, aparte de un partido con un grandísimo peso histórico, puede ser más duro de lo que se piensa. Es un rival sin ninguna estrella, pero que defiende muy bien y sale rapidísimo en las transiciones. Nada cómodo para los Celtics, que tendrán que imponer su ritmo si quieren sacar algo positivo. Se puede considerar como una fase de adaptación para un equipo todavía más atlético e infinitamente más ofensivo como Miami Heat. Los Celtics necesitan mayor brillo en la fase ofensiva, dependen demasiado de una defensa, que aunque esté muy bien, puede verse lastrada por los problemas físicos de algunos jugadores. Bradon Bass no ha estado a la altura, y eso se nota. El ala-pívot necesita reencontrarse con el acierto en el tiro de 5 metros y aprovechar la agilidad que tiene respecto a la mayoría de "cuatros" de la liga que le permite defender mejor de lo que ha hecho contra Atlanta. Pietrus es otro que debe ponerse las pilas y meter esos tres-cuatro tiros abiertos que tiene por partido. Sus puntos desde la línea de tres han sido imprescindibles cuando el equipo se atascaba, los necesitamos contra un equipo poderoso en eso como Philadelphia. En el aspecto colectivo hay que forzar más tiros libres (como en el segundo partido contra Atlanta), buscar mayor velocidad en las transiciones y el apoyo de la segunda unidad también en ataque, pues los puntos desde el banquillo son cruciales en PO. Son algunos aspectos en los que necesitamos progresar, pero con la fortaleza mental que están demostrando los Celtics y el magnífico enternador que es Doc Rivers estoy seguro que estas carencias serán anécdotas del pasado a medida que pasen los partidos. Hoy, a las 2:00, tenemos cita en el Garden. Let's Go Celtics!

lunes, 30 de abril de 2012

Perecer cabalgando



"Háblame, oh Musa, de aquél varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Mas ni aún así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras, ¡Insensatos! Comiéronse las vaca del Sol, hijo de Hiperión; el cual no permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas."

 Inicio de La Odisea, Homero.

domingo, 22 de enero de 2012

Hipocresía y resultadismo en la prensa y en cierto "madridismo"


No pretendo con este texto hacer una crítica fundamentada y afilada de la actualidad deportiva al estilo de la Libreta de Van Gaal. También pido que disculpen el tono visceral, resentido, subjetivo y casi forofo de mi argumentación, pues en el fondo puede que sea un simple ejercicio de desahogo. Me centraré en dos puntos, de extensiones diferentes:
Afición: con las derrotas los hipócritas salen de debajo de las piedras. Es lamentable ver como "aficionados" madridistas que hace dos días coreaban el nombre de Mourinho hoy lo están echando. Nunca me había percatado de la gran cantidad de farsantes que hay en Concha Espina. Sí la del señorío, ese señorío que consiste en pitar a tu equipo cuando va perdiendo y empezar a animarlo cuando gana (como dijo un usuario de twitter el día del Málaga). “Una afición especial dicen”, “¡la mejor del mundo!”. Lo dudo: si le dices a un inglés que la base para ser la mejor hinchada es pitar a tu equipo, a tu estrella e irte antes de que acabe el partido cuando el asunto va mal te dirá que no sabes lo que es el fútbol y que los misioneros ingleses encargados de enseñarnos este deporte nuevo a finales del siglo XIX no hicieron bien su trabajo. A veces me da vergüenza pertenecer a esta afición (que no vergüenza de ser de este club, un orgullo). Yo critico a Ronaldo como el que más, le exijo lo máximo, pero ir al Bernabéu conlleva una responsabilidad que muy pocos asumen y a mí nunca se me ocurriría pitar a Ronaldo en mi propio estadio. Como decía el otro Ronaldo, el gordito y bueno: “parece que jugamos fuera de casa”. También me molesta esta actitud con el tema Pepe: hace unas tres semanas, a finales de diciembre, estaba en la Grada Baja de un lateral de Bernabéu viendo un intrascendente Real Madrid-Ponferradina, eran los primeros minutos de la segunda parte y a diez metros. Pepe (capitán ese día) hizo una entrada dura pero limpia donde recuperó el balón y acto seguido sonó un grito atronador no empezado por los de siempre: "¡Peeeepeee, Peeeeepeeee...!" que emocionó al jugador y provocó portadas y entrevistas en medios deportivos. Pues bien, estoy seguro que muchos de los que gritaron entonces han expresado estos días su deseo de que el central saliera del equipo la temporada que viene cuando hace unos meses hasta los medios de comunicación intentaban "limpiar su imagen", lo que me lleva al siguiente punto.



Prensa: todos conocemos a los medios catalanes, sabemos por dónde van a ir, es todo muy previsible (véase las dos portadas del día 20, que se olvidan del juego desplegado por su equipo en el clásico copero y por lo tanto siguen haciendo del Madrid el más grande). Pero en el fondo, me da mucho más asco la prensa madridista (bueno, más bien madrileña, porque de madridista creo que ya poco tiene), la más oportunista, sangrienta y poderosa que hay. Tras el clásico la situación era perfecta: tener a Pepe y Mou, juntos por primera vez, en el punto de mira, y esta vez con el apoyo del sector "madridista" antes comentado. Era el momento de hablar de moral, de utilizar conceptos como valores, ética deportiva, la memoria histórica… Empezando por los periódicos: los peces gordos de As nunca se han caracterizado por la honestidad, pero el artículo de Relaño tras la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey ya es la gota que colma el vaso. Desde la llegada de Mourinho al Real Madrid el director del diario As ha demostrado una bipolaridad constante: tan pronto hacía un paralelismo entre el de Setúbal y uno de los grandes inventores del fútbol moderno (Miljanic) como recordaba el caso del cocainómano Mutu y su relación con el entrenador, tan pronto condenaba a Mourinho por desmontar portadas de As sobre la supuesta tangana reconciliadora como alababa la supuesta defensa de The Special One a una teoría que un día se inventó desayunando, y que cierta gente se ha creído dando lugar a portadas lamentables que ni siquiera hubiera firmado el mismísimo Eduardo Inda. Ahora ha vuelto con más fuerza que nunca a hablar de la “imagen del Madrid” (sí, eso que sólo se escucha en boca de antimadridistas en contadas ocasiones) con un objetivo claro: buscar con palabras vacías que el discurso antimourinhista cale en el madridismo -ya lo dijo Mourinho en su primer día en el club “una mentira repetida muchas veces sólo para los inteligentes sigue siendo una mentira”. También se atreve a despotricar sobre Pepe cuando, insisto, fue su periódico el que dedicó una portada de diciembre a lavar su imagen. No se queda atrás su mano derecha Tomás Roncero cuando al acabar el partido, en la tensión del momento, volvió a hacer gala de su capacidad para el discurso populista y demagógico en Punto Pelota, vendido una vez más como “el reflejo de la opinión del madridismo”. Aunque sí que es cierto que el speech de Tomás Roncero, con mayor honestidad y simpleza, carece de la mala intención y la planificación del editorial de su amigo del alma. Pero el periódico que más ha hecho el ridículo estos días es Marca.


Los ingenuos y simplemente marquistas de corazón que intentaron vendernos que con Campillo sería otro diario, serio y fiel a la verdad (con entrevista incluida en la pretenciosa y falsa JotDown) no podían estar más equivocados. Marca sigue siendo una plataforma para vendettas, mentiras, manipulaciones y el amarillismo más patético. Desde la supuesta salida al mercado de Villa hasta la vomitiva portada de hoy, en el Marca de Campillo hay periodistas muy buenos, buenos, regulares, malos y horribles, pero la línea editorial sigue siendo la misma: vender, no importa cómo. Desde la convocatoria de Di María en el clásico la credibilidad de marca ha estado más que nunca en la cuerda floja. El único remedio que se les ocurrió: inventarse que Pepe estaría 15 días en la nevera tras lo del miércoles, a ver si cuela. Como nada de eso ocurrió ahora empieza algo que en la capital tenemos ya muy visto: la campaña a degüello contra el entrenador, empezando por inventarse una guerra civil en el vestuario blanco (citada incluso hoy por ¡el diario As!). A los que defienden a Marca después de todo esto les diré una cosa: en Madrid estamos HARTOS de que la prensa eche a entrenadores, jugadores y presidentes, que sean los periodistas los que hagan las alineaciones, que utilicen su poder para el chantaje y la extorsión. Evitaré hablar de la prensa deportiva en los periódicos generales, porque si el tema es el oportunismo, no habría tiempo para recopilar la lista de fábulas e invenciones de Diego Torres y Eleonora Giovio que han ocupado las páginas de El País día sí y día también.

En radios y televisiones, me centraré en una cadena de radio y una de TV, no por capricho, sino porque son las que más veo y escucho, así más respaldada está, por lo tanto, mi opinión. Canal + ha sido un nido de anti-madridismo siempre, todos lo saben y aceptan, por eso no me extrañó la indignación durante la retransmisión del señor Carlos Martínez con la conducta de Pepe. Razones no le faltaban, lo que hizo el jugador del Madrid es una vergüenza y se deberían tomar cartas en el asunto para que modere su conducta caliente y agresiva. Lo que molesta es que las críticas vengan de una cadena que no hace tanto hizo uno de los mayores ridículos del periodismo en España cuando las ganas de desestabilizar al Madrid de Mourinho llevaron a difundir el mensaje de que el entrenador del club blanco estaba planteando marcharse del club, según les informó el supuesto portavoz de Mourinho Eladio Paramés. En aquel momento las redes sociales funcionaron como vía para que los periodistas afines a la empresa la respaldaran y agravarán, llegando al extremo (Juanma Castaño) de acusar de mentiroso al portavoz y por horas se había creado un apocalipsis en el Real Madrid que más tarde sería desmentido. Fue en Punto Pelota, cuando al llamar al número de Paramés les contestó un joven vasco actual titular del número: Canal + ni siquiera se molestó en hablar directamente con Eladio, le bastó con un chistoso mensaje enviado por el número antiguo del portavoz para montar la exclusiva del siglo. Periodismo, sí señor. Todo esto se queda en nada cuando hablamos de la COPE: el aparentemente fresco e inocente proyecto formado en el verano de 2010 por las antiguas estrellas de la redacción de deportes de la Ser se convirtió muy pronto en el principal altavoz desestabilizador del Madrid en los medios radiofónicos. Mi crítica reposa sobre las dos figuras más importantes en este medio (junto con Pepe Domingo Castaño y Paco González): Manolo Lama y Juan Antonio Alcalá. Tras el partido del miércoles ambos fueron de los que se lanzaron como flechas a criticar al Madrid de Mourinho, Florentino… y Pepe. El periodista cordobés no tardó en dejar caer que Mourinho no sirve para llevar a este Madrid (sí, Manolo Lama, el que aún hoy sigue defendiendo la labor del Ingeniero Pellegrini en su año en Chanmartín), tampoco le tembló el pulso al hablar de la falta de moral de Pepe, inducida por José Mourinho, y aquí el tema se vuelve serio: yo no quiero pertenecer a una sociedad donde un periodista tiene voz para hablar de moral cuando todavía recordamos su asquerosa y condenable humillación a un mendigo en Hamburgo, en vivo y en directo, una escena que en cualquier país habría supuesto la suspensión de cargo y profesión, pero This is Spain, y aquí con esta gentuza lo que hacemos es subirles el sueldo. A esto se le añade el telediario deportivo de Cuatro ayer día 20, uno de los más vergonzosos que un servidor ha visto, cuando Lama entre frase y frase colaba comentarios falaces, mentiras o simplemente enunciaba segregando, como siempre, ese trasfondo cínico que tanto le gusta. El caso de Juan Antonio Alcalá es diferente, aunque sus opiniones son simplistas y escasas en argumentos, nunca denotan rechazo a Mourinho. Pero si por algo se ha hablado de este periodista este año es por el famoso rumor de la acusación del Madrid de dopaje en el FC Barcelona. Sea o no suyo, fue un cuento creado única y exclusivamente para atacar al Real Madrid como club. Este fallo gravísimo tendría que haberle costado el puesto, pues manchó deliberadamente la imagen de dos clubs limpios. Sin embargo, continúa siendo uno de los hombres con más poder en la radio más mediática a nivel deportivo de España. ¿Y creían que aún así se iba a cortar a la hora de dar lecciones morales? Por supuesto que no, incluso su actitud chulesca se mantendría en Twitter (con ejercicios de clasismo, hablando de su sueldo y comparándolo directamente con el de twitteros normales y corrientes) y mandando recaditos en directo a su anterior cadena y a sus excompañeros. ¿Cómo iba a atreverse a hablar de valores un hombre que ha cometido tales errores? ¿No es lógico que reservase las críticas a Pepe a alguien con más crédito en asuntos de moral?
Por supuesto tras el mensaje (para mí erróneo) de Pepe disculpándose de su pisotón “involuntario”, la hipocresía volvió a extenderse en las redacciones de Madrid. “Sólo lo ha empeorado”, “ni siquiera pide perdón como los hombres”, “es un mentiroso”, “Juanito sí que lo hizo bien”… comentarios de periodistas que en su día tuvieron la desfachatez de defender el comentario racista de Busquets y más tarde creerle cuando tuvo la poca vergüenza de desmintirlo ante las cámaras. La doble vara de medir existe en los dos lados del puente aéreo, pero lamentablemente el equipo perjudicado siempre es el mismo.
Este es un resumen de lo que es la prensa en Madrid, con sus contradicciones, falta de ética periodística, oportunismo, sensacionalismo… que con los últimos resultados está calando en parte de la afición. ¡No lo permitamos! El poder de los medios sobre las masas será el que nosotros le queramos dar.

viernes, 2 de diciembre de 2011

10, 20, 30... ¡Calla, que me pierdo!

Introducción. Ante el afortunado desacuerdo en el penúltimo consejo de ministros del gobierno en funciones a cerca de la ley anti-descargas, termina ya la cruzada de Ángeles González-Sinde. La decisión está en el aire y llegan las dudas sobre cuál será la política en Cultura del Partido Popular. Sabemos que su oposición a la ley era simplemente circunstancial y que no es precisamente un partido que defienda la importancia de el acceso y la aprehensión de la cultura por parte de la sociedad, así que el futuro de esta ley parece una incógnita, en manos probablemente de un futuro ministro que ni le va ni le viene. Conviene pues, en estos tiempos de incertidumbre, recordar la importancia de esta decisión.


La ilegalización de las descargas gratuitas a través de Internet es uno de los temas más controvertidos y actuales. ¿Qué son los derechos de autor? ¿Es injusto adquirir el cine o la música sin pagar por ello? ¿Estamos acabando con el concepto de propiedad intelectual? En mi opinión, ilegalizar las descargas gratuitas y los programas P2P es absurdo en la actualidad, en una sociedad donde prima la multiplicidad de redes de información y la globalización cultural gracias al fenómeno de Internet. Estos avances tecnológicos nos han permitido crear una gigantesca red de intercambio cultural que permite el acceso de cualquier persona a una variedad de películas, vídeos, música, libros, etc., tan grande que hace una década hubiera sido impensable.
Entendemos como propiedad intelectual “el reconocimiento de derecho particular de un autor u otros titulares de derechos sobre las obras del intelecto humano”, y como derechos de autor a “las normas jurídicas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística, científica o didáctica, esté publicada o inédita”. No es de extrañar que en una sociedad hipermaterialista el concepto de posesión esté tan arraigado que los productos del intelecto humano sólo sirvan, según estas definiciones, para el lucro propio y alimentar el ego del autor, despreciando la función principal de las obras: transmitir conocimiento y belleza. “Los autores no tienen derechos, sino deberes” (dijo el cineasta Jean-Luc Godard en una entrevista). Tampoco se exceden en honestidad los autores al agarrase a estos derechos; ellos bien saben que la televisión, la música, el cine y la literatura a partir de la década de 1980 no ha sido más que la repetición y apropiación de la cultura popular como forma de expresión del fenómeno posmoderno. La inspiración romántica, la figura del autor como ente aislado y el logocentrismo en el discurso dieron paso a un arte errante, ambiguo, pop, atravesado inconscientemente por la heterogeneidad y fragmentación de la globalización. Sin embargo, a pesar de la evidente (y admitida por muchos expertos) disolución del “autor”, Ramoncín y cía continúan aferrándose a este concepto, por muy arcaico que suene actualmente.
Otro inconveniente de la “ilegalización de la cultura” (como prefiero llamarla) es que no tiene argumentos más allá de la defensa de los autores, no ofrece nada a la sociedad. Una de las causas del descenso de ventas de DVD’s y CD’s es el altísimo precio que imponen las distribuidoras y discográficas, sin ajustarse a la demanda. ¿De verdad se creen que la población va a salir de casa y comprar el último disco de Sting por un precio de mínimo 20 € cuando pueden obtenerlo con un simple click, ajustándose a una ética de dudosa existencia? La impopularidad y obsolescencia del sistema de distribución de la cultura es el gran problema de las grandes productoras y discográficas; esto es una batalla y tienen las de perder frente a la imparable irrupción día tras día de nuevas tecnologías. Es por ello que la única opción que tienen es adaptarse a los avances técnicos, que proporcionarían a la población una mayor comodidad. Estos cambios pueden ser desde las ya existentes descargas legales hasta elaboradas aplicaciones en smartphones y tablets donde nos informemos de las novedades, se nos ofrezcan las máximas facilidades para comprar... Y aún así una gran parte de las vanguardias artísticas actuales seguirían siendo inaccesibles. Es frustrante que prácticamente toda las filmografías de cineastas como Apichatpong Weerasethakul, Jean-Marie Straub, Nobuhiro Suwa, Pedro Costa y tantos otros estén inéditas todavía en nuestro país, y sólo se puedan ver en festivales o a través de Internet. Sin embargo, se potencia y subvenciona películas y televisiones de marcado carácter alienante.
Pero, en definitiva, la cuestión es ¿nos gusta este mercantilismo cultural? ¿Tan arraigado está el capitalismo que no podemos concebir nada que no tenga valor monetario? Si el arte y el conocimiento están a la misma altura que cualquier otro producto, si pueden ser intercambiados por monedas como una hamburguesa del McDonald’s o unos pantalones Levi’s, entonces les hemos dado demasiada importancia, porque son algo mediocre, banal (o al menos en eso los hemos convertido).

sábado, 30 de julio de 2011

Jean Renoir-Édouard Manet: violencia y belleza en el gesto.


Todos los años, cuando llega el verano, muchos cinéfilos tenemos la necesidad de hacer un hueco en nuestro apretado horario de playa y piscina para acomodarnos en el sofá y disfrutar alegremente con películas vitalistas, que transcurran en esta época del año, donde los protagonistas, ajenos a las preocupaciones de la rutina invernal, bailen, beban y sepan apreciar la volatilidad de la vida en una conversación con amigos, tumbados en la playa... o en la hierba. Le déjeuner sur l'herbe (Jean Renoir, 1959) pertenece a este tipo de películas. El filme comienza mostrando el anuncio en televisión del compromiso entre el científico y candidato a la presidencia Etienne Alexis, y una fría condesa, que se celebrará con un picnic. De golpe, la narración se desvía hacia la historia de Nenette, una campesina que quiere tener hijos por el método desarrollado por el científico Alexis: la inseminación artificial, que acaba con cualquier rastro humano del acto más humano que hay. Para conseguir hablar con su admirado científico Nenette consigue ser admitida como empleada en los servicios del catering del famoso picnic. Pero la comida en la hierba no se desarrolla como lo esperado y una fuerte ráfaga de viento cambia absolutamente la dinámica del relato, enfrentándonos a nuevos líos y situaciones inesperadas.



Esta película reúne, de forma minimalista, todos los rasgos y valores humanistas que ya habíamos visto en tantas otras películas de Renoir: relato coral donde todo el mundo tiene sus razones y argumentos, juego de máscaras entre miembros de la alta burguesía, manifestación de deidades como si de otro se humano se tratase... Pero lo que vamos a analizar aquí es algo que ya se manifestaría de forma más explícta en otra de sus obras maestras -Partie de campagne (1936)- que es la relación de su cine con la pintura. No entraré en un tema tan utilizado como la figura de su padre (si es que es posible), pues de hecho Le dejenuner sur l'herbe me recuerda más a otros pintores, en especial a Édouard Manet. La comparación es fácil si se piensa que Manet tiene una obra llamada exactamente igual que la película de Renoir, pero estas aproximaciones temáticas nos ofrecen un mundo de similitudes y diferencias en su tratamiento del lienzo y la pantalla. El primer Le dejeuneur sur l'herbe, pintado por Manet en 1863, supone un radical avance, no sólo en cuanto a pintura de exteriores se refiere, sino para el arte en general de ese momento. El cuadro representa un almuerzo donde observamos en primer plano dos jóvenes dandis conversando; junto a ellos una mujer, la modelo Victorine Meurent, despojada de su ropa (sobre la que se sienta) mira directamente al espectador; en un segundo plano, podemos observar una mujer agachada de tamaño misteriosamente desproporcionado comparado con la barca que vemos a la derecha del lienzo; y en la esquina izquierda de la parte inferior del cuadro unos frutos esparcidos sobre una tela azul forman un pequeño bodegón que el pintor se permite encajar. Y es con estos elementos tan simples en apariencia como Manet rompe con los códigos de representación clásicos y academicistas presentando una obra de una modernidad difícilmente igualable en el siglo XIX: en el tema principal, el artista parisino crea una atmósfera agresiva y política con el contraste entre el cuerpo completamente desnudo de Victorine y la formalidad burguesa de los dos hombres, además esta violencia se ve acentuada por el bodegón, cuyo clasicismo hace entrever sutilmente la presencia-ausencia de esa aparente ruptura; por otro lado, la desproporción en el espacio de la mujer del fondo es un hallazgo formal si cabe todavía más extraordinario, acabando con un realismo canónico en la perspectiva. Y es que sin duda, la figura fantasmal del realismo está presente desde la misma concepción del cuadro, como palimpsesto de un trozo del Juicio de Paris del grabador italiano Raimondi, que a su vez era copia de una obra de Rafael. Volver a los orígenes de un sistema que llega a su fin, como modo de seguir avanzando o simplemente para enfrentarlo al abismo de los nuevos tiempos.




Lo que parece claro es que la importancia está en los cuerpos y su representación: la postura, el movimiento, la expresividad, la luz, el color... Así, la palidez del cuerpo desnudo de la modelo de Manet nos lleva inevitablemente a la tez de la "modelo" de Renoir, Nenette. La escena de la película plantea las mismas cuestiones casi 100 años después,: la realidad política y la crudeza del contraste vuelve a atravesar la solemnidad del bosque y del río, pero mientras que la revolución de Manet se concentraba en mostrar el vacío tras esa quiebra, Renoir lo utiliza para despojar al ser humano de sus ataduras sociales y encontrar esa "belleza intrínseca del gesto" de la que hablaba Rohmer.

jueves, 9 de junio de 2011

Más allá de lo terrenal


Un día de junio como hoy, en las finales de la NBA, un jugador de Brooklyn volvía para alzarse con un nuevo anillo tras años de retiro. Era el quinto partido, y Chicago Bulls empataba con Utah Jazz a 2, en una serie donde hasta el momento todos los encuentros se los había llevado el de casa. Michael Jordan saltaba a la cancha con una fiebre tremenda, cada paso que daba era una superación, cualquier hombre normal no podría ni estar de pie, pero el Mejor Jugador de la Historia no es un ser humano cualquiera. Esa noche Jordan haría 38 puntos, desplomándose sobre el parqué nada más terminar.
Actualmente muchos comparan a este mito del baloncesto con LeBron James. Es normal, ambos son jugadores omnipresentes, de otro mundo, con unas cualidades físicas extraordinarias. La única diferencia, el jugador de Ohio todavía no ha hecho nada a nivel colectivo. Con su equipo de toda la vida, los Cleveland Cavaliers, nunca apareció en los momentos importantes. La sombra del anillo se cernía sobre él, la presión cada vez era mayor. Fue entonces cuando decidió cobardemente dejar su casa, sus amigos, su familia, para irse a Miami Heat con las estrellas, montando un show lamentable.

Tras un partido normal y dos muy flojos, LeBron llegaba al AAC de Dallas con todas las miradas puestas en él para el cuarto partido. 8 puntos fue lo único capaz de aportar un LeBron marginado por la soberanía de Flash Wade.
Es curioso, porque ese mismo día, entre comparaciones Jordan-LeBron, un jugador bastante más modesto, en un equipo más modesto de una ciudad más modesta, entraba en los vestuarios con los ojos brillantes de una fiebre de 38,7 grados que había arrastrado todo el día. Nowitzki, héroe indiscutible del segundo partido de las Finales 2011, empezó el primer cuarto con un 3/3 que animó al público maverick. Sin embargo, fue decayendo, llegando a encadenar muchos minutos seguidos sin anotar. Dallas aguantaba sin su líder, sobre los hombros de Tyson Chandler y Jason Terry. Dolorosas eran las imágenes en las que el bávaro envuelto en una toalla, tosía fuertemente ante el getso de circunstacias de Jason Kidd. Por ello, todos dudamos cuando, a 30 segundos del final y uno arriba, Nowitzki recibía el balón frente a Udonis Haslem. Durante un dilatado momento, se para, mira lentamente el reloj, pero su cara ahora no refleja enfermedad, ni fiebre, ni miedo. El gesto ha cambiado, el mundo se detiene: sólo son él, su defensor y la canasta. Con un movimiento de pies asombroso, Nowitzki consigue la bandeja a 14 segundos del final, que permite a su equipo seguir vivo en las que puede que sean las mejores finales de la década (con el permiso del SA-Detroit de 2005). Más allá de vueltas de lesiones, sólo dos jugadores han sido capaces en unas Finales de ascender desde lo peor de la condición humana hasta donde lo terrenal se confunde con lo divino. Es difícil que Nowitzki apenas consiga un anillo, y por lo tanto nunca alcanzará al mejor de los mejores. Pero la NBA nunca se ha reducido a la estadística y a la verosimilitud. Existe un sitio que va más allá de la tangente, ese sitio donde lo místico supera a lo real, donde los símbolos adquieren una dimensión espiritual que supera lo creíble. Ese sitio que nos permite comparar antes a Nowitzki con Jordan que con Bird y que nos hace creer en unos Mavs campeones.

jueves, 19 de mayo de 2011

Boston Celtics: perspectivas de futuro



Ha sido un año un tanto extraño en la franquicia de los verdes. A comienzos de la temporada regular, Boston iba lanzado a ritmo de campeón. Las crisis en Lakers y Miami no tardaron en saltar (en el último caso fueron múltiples), y parecía que los de Doc Rivers eran el equipo que mejor funcionaba junto a las "sorpresas" de Chicago y San Antonio. Pierce, Allen, Rondo e incluso Shaquille O'Neal daban la talla, la superioridad física tras una buena temporada era manifiesta. Todo iba sobre ruedas hasta que danny Ainge empezó a pensar en presupuestos, saldos, futuros... En el All-Star Break se fichó a Jeff Green y Nenad Krstic a cambio de Robinson y del imprescindible Perkins, que ahora batallan para llegar a las grandes finales en Oklahoma City Thunder. A los jefes del vestuario esta decisión no les sentó nada bien. Normal, Perkins era indispensable en la columna vertebral de la pizarra de Doc Rivers. El bajón en el quinteto inicial era notable, pasando a jugar Garnett de 5, una posición que le limita en el tiro exterior, y Jermaine O'neal de Ala-pívot ante la lesión de Shaq.
El número de derrotas empezó a crecer. Krstic y Green tardaban en adaptarse, y el equipo vió como de la 1ª plaza antes del All-Star llegaban al final de la regular season como terceros. Doc Rivers hizo lo mejor que pudo, dosificando a sus cuatro estrellas para los PO, donde los Celtics eran cada vez menos favoritos. Sin embargo un rotundo 4-0 a los Knicks de Melo, con dos auténticos partidazos en el Madison, dejó muy buenas sensaciones en el equipo de Massachusetts. Pierce, Allen, Garnett y, sobre todo, Rondo (con triple-doble incluido) estuvieron espléndidos y los Celtics volvieron a estar de nuevo entre los grandes favoritos.
Una semana después llegó la gran serie, la que todo el mundo esperaba, para la que Boston se había preparado toda la semana. Llegaban los Miami Heat, el equipo del verano, cuyo Big 3 fue formado por el miedo de Lebron James a los verdes. Era el partido de la temporada, tamta historia, tanto dinero, tanta ira acumulada. La serie transcurrió igualadísima: en el primer partido Boston nunca se despegó del marcador, y hubiera ganado si no hubiera sido por el escandaloso arbitraje recibido en el Airlanes Arena; en el segundo, Miami asumió el factor cancha, para ganar bien ante su público. La serie viajaba a Boston con la presión de un 2-0 de los de Florida, el equipo supo responder, haciendo un grandísimo partido en todos los sentidos, con la mística del Garden que sólo tendrá este equipo y ninguno más, sólo los célticos sabemos que el heroico partido de Rondo no es fruto del azar, hay una historia detrás, unos valores de la franquicia que han permanecido desde los tiempos de Bill Russell. El siguiente partido en el templo verde era capital para la supervivencia de Boston el los Play-offs, pero la mala suerte y el mal planteamiento de Rivers en el último cuarto dio a Miami la opción de provocar el primer match-point, y en casa. no lo desaprovecharon, el quinto partido fue el último, los Celtics fueron por delante el 90% del tiempo y nunca se rindieron, pero Lebron decidió cuando quiso, para reconciliarse con su historia. Boston estaba eliminado, 4-1 para los de South-Beach.
Pero como reza el dicho, caerse está permitido, levantarse es obligatorio. Toca planificar la temporada 2011-2012 expectantes a un probable cierre patronal. A esta gloriosa generación se le acaba el fuelle, pero da miedo lanzarse al abismo que es la NBA ahora mismo a la hora de restaurar tu equipo. Pocos días después de la eliminación se anunció la renovación de Doc Rivers por 5 años más, algo que extrañó tras los rumores del año sabático, de su última temporada en Boston, su mala relación con el futuro de la franquicia rondo, etc. Todavía no quiero posicionarme acerca de la noticia. Aunque, visto lo visto, tengo mucha confianza en Doc Rivers, y es de los únicos que puede formar un nuevo equipo sabiendo lo que un céltico quiere y respetando los valores ancestrales del equipo.
Respecto al futuro próximo, creo que tal como están las cosas Boston aguantará un año más con este equipo, haciendo lo que se pueda con una plantilla que conserva la calidad. Será 2012 el año en que muchos equipos, incluidos los Celtics, crearán un proyecto para Howard que les dé serias opciones para conseguir el título. En Boston se construirá un equipo con sabia nueva desde la figura de Rajon Rondo, manteniendo a Pierce, Green y poco más de la plantilla actual. En este periodo de transición, tendremos que estar todos juntos para conseguir devolver a este equipo a su sitio original. Hay pocos equipos que aunque caigan y vuelvan a caer, sabes que tarde o temprano volverán. Los Celtics son uno de ellos.

martes, 19 de abril de 2011

Real Madrid-Barcelona: el fútbol en sus múltiples representaciones

Tras el primer Clásico, Real Madrid y Barcelona afrontan una recta final de temporada destinada desde comienzos de la misma a que ambos equipos se encontrasen. Son, actualmente, los dos mejores equipos del mundo, aunque nadie niega que los azulgrana son superiores. Tres partidos soñados por el mundo del fútbol, donde la psicología será uno de los factores más importantes. Pero, para hablar de estos tres partidos (escalonados en importancia), es necesario hablar del polémico partido del sábado, en boca de todos tanto por el extraño arbitraje de Muñiz como por el controvertido planteamiento táctico de José Mourinho.


Desde la conclusión del partido, se ha criticado en diversos foros y por personas muy diferentes (desde los individuos más intelectualmente deshonestos de la prensa de Barcelona a leyendas como Cruyff y Alfredo Di Stéfano) la táctica empleada por los merengues. Consistía en sacrificar la figura del engache por un mediocentro defensivo más, formando el mal llamado "trivote", en el que Pepe se situaba por delante de la defensa como anti-Messi. Pero, para los críticos, lo de menos fue el dibujo: el Madrid esperó en su campo, formando dos líneas de presión, que hizo que el Barça tocará y tocará el balón en posiciones alejadas del área de Iker Casillas. Esto fue tachado de "táctica de equipo pequeño" por varios periodistas, a pesar de que el resultado final fuese un 1-1 merecido por ocasiones de peligro creadas.
En defensa de Mourinho, me pregunto si alguno de esos críticos tienen alguna idea de cómo plantar cara a este Barcelona sin renunciar a valores ancestrales que según ellos poseen en Chanmartín. Muchos de los equipos que aparentemente jugaron de tú a tú al Barça cayeron, sino por goleada, sí justamente (Villarreal, Shakhtar, Valencia). Sin embargo, la "racanería y traición" parece que dieron mejor resultado tanto estadísticamente como a nivel de afición. Y es que sin duda el madridismo se conformó e incluso se alegró del empate por varias razones. Primero, porque eran ya cinco victorias consecutivas del Barcelona, con goleadas incluidas. Segundo, el Real Madrid venció a las adversidades de jugar en inferioridad numérica la segunda parte y el 0-1 en contra, consiguiendo empatar gracias a los acertados cambios de Mourinho. Por último, y más importante, la diferencia de fútbol entre los dos equipos es bien conocida, tanto sus causas como sus consecuencias. El Barcelona lleva trabajando veinte años en un proyecto, una idea que cogió forma con las dos primeras copas de Europa y, posteriormente, encontró a su líder con Pep Guardiola, un hombre de la casa que los llevaría a la cumbre. Ahora el Barça es un equipo con jugadores que se conocen a la perfección, que juegan automáticamente, con un patrón de juego definido. Desde que está Guardiola en el banquillo se han visto tres variaciones sobre un mismo modelo: con Eto'o, con Ibra y con Villa. Esta última, al que le toca enfrentarse a Mourinho, es un estilo absolutamente depurado, y mucho más efectivo. Quizás el asturiano le quita la verticalidad que daban Eto'o o Ibra, pero ha permitido mover a Messi hacia la posición de "falso 9". Ante esto, creo personalmente que sólo una mente maquiavélica como la de Mourinho puede derribar a esta máquina de hacer fútbol asociativo, y ya lo demostró el año pasado. Sólo se puede con su capacidad para contrarrestar al contrario, monopolizar la presión mediática y dominar la psicología de masas.


También se ha criticado al Madrid del sábado en relación con la historia de la institución. Sociológicamente es interesante que una sociedad y unos medios que atacan a jueces que intentan encajar piezas de nuestro pasado, nuestra historia, tengan tan profundizados grandes conceptos como la Historia, la tradición, los valores en algo que al fin y al cabo es externo a ellos, en plena época de la hiper-comunicación y del mundo fragmentado. Yo, como madridista, lo que quiero es que el madrid gane siempre, y sea siempre competitivo. Me empezó a interesar el fútbol en la primera era Florentino, con apenas 6 años. La Historia para mi generación, la que ha esperado años y años para ver a su equipo competir entre los grandes de Europa, se escribe ahora.
Mañana es la final de Copa. Los nervios y las dudas afloran en los dos conjuntos, moviéndose entre la prudencia y el ataque verbal. Mientras en el Barcelona la única duda es si un jugador se recuperará para el partido, por si habría que cambiar posiciones sin variar el esquema, en Madrid se preguntan por qué sistema táctico se decidirá Mourinho: renunciará otra vez a la transición elaborada, sin conducción, como antes de quedarse con 10, u optará por la entrada de Özil por Benzema como "falso 9", dando más creatividad y cabeza a las posesiones blancas, o quizás por la presencia de Manolito Adebayor entre los centrales para bajar balones ante la posibilidad de segundas llegadas. Hay muchas formas de jugar al fútbol, muchos sistemas que dependen de factores como la cultura, el clima, la sociedad, etc. Me encanta terminar de ver un partido de la liga italiana y ponerme con un fútbol tan diferente pero igualmente válido como el inglés o el alemán. No es la variedad lo que corrompe el fútbol, sino el nuevo elitismo de ciertos iluminados que se creen que este deporte se inventó ayer. Estos tres partidos que nos brinda el destino sólo van a servir para engrandecer al fútbol, gane quien gane.

viernes, 15 de abril de 2011

Play-offs 2011: favoritos

Ya empieza lo bueno. La NBA clausura su periodo de transición hacia una de los post-temporadas más abiertas que se recuerdan. En tiempos de rumores, fichajes, estrellas, lock-out y cambios generacionales los ocho mejores equipos de cada conferencia preparan lo que para algunos es un sueño, para otros una obligación y la última oportunidad para unos pocos.
Desde el All-Star Break el horizonte se ha desvirtuado de forma tan variada que llegamos a un punto en que resulta imposible interpretar esa tela de araña de tácticas, psicología y fisiología que crean los entrenadores en los últimos partidos de la temporada regular. Cuando el baloncesto es sustituido por el poker queda esperar en un estado contemplativo, en un juego donde la previsibilidad ya no tiene cabida.
Pasemos, sin más, a analizar los máximos favoritos, según mi criterio personal, a partir de lo mostrado (y no mostrado) a lo largo de la temporada.


Los Angeles Lakers. Tras el All-Star demostraron con una racha apabullante al nivel que están estos Lakers, versión cada año mejorada por Phil Jackson. Basta sólo con repasar sus últimos enfrentamientos contra rivales directos como Dallas o San Antonio para comprobar que el conjunto californiano puede arrasar en su conferencia si se lo propone. Pero siempre estará ese margen tan propio de ellos y de los equipos grandes, el de la incertidumbre ante las circunstancias. A la inoportuna lesión de Bynum (que quitará a Phil Jackson el dominio absoluto del juego interior de los últimos partidos) se le suman la dependencia de la figura de Kobe Bryant, sobre el cual gira todo el sistema ofensivo de Los Angeles, y de jugadores cuyo habitat es el claroscuro, como Odom y Artest. Máximos favoritos, en principio.

Miami Heat. La irregularidad a lo largo de todo el año del equipo de Florida es tomada ya a broma por los aficionados al baloncesto. Miami Heat es capaz de lo mejor y de lo peor, de ser humillados por la víctima del verano, los Cavaliers, a humillar y hundir a Boston Celtics, su rival directo en la Conferencia Este. Muchos son sus defectos y virtudes: nos encontramos ante un equipo que lo deja todo en manos de la genialidad de dos cracks absolutos. El rigor táctico, la circulación de balón y la confianza grupal son sacrificados en pos de la absorción del juego exterior por parte de Wade y Lebron más unos cuantos tiradores y reboteadores de nivel medio-bajo que rellenan la plantilla. Sin embargo, evitando este catastrofismo tan propio de mí cuando me refiero a la franquicia de Pat Riley, creo que en estos últimos partidos, sobre todo el mencionado anteriormente contra Boston, han demostrado muchísima más cabeza y orden defensivo (en el pick and roll, por ejemplo). Llegan crecidos, con su Big Three en un buen estado de forma y parece que Philadelphia sólo podrá ser el sparring de cara a unas semifinales de conferencia épicas ante el ganador del NY-Boston.


Boston Celtics. Aquí me permitiré el lujo de extenderme un poco más, pues la reflexión lo merece. Cuando hablo con los aficionados al basket siempre me encuentro con que los equipos que les gustan a la gente son aquellos que renuncian a la defensa y apuestan por un juego mucho más ofensivo, de partidos con anotaciones altísimas; actualmente las personas también son más proclives a ser de un equipo por la figura individual de un jugador que les maravilla y hace soñar, por encima de escudos y sentimientos "hooliganescos". No obstante, yo siempre me he encontrado en una minoría que siente los colores, que considera que la institución y su historia están por encima del show y la diversión. Por eso mismo me parece importantísimo defender a los Celtics, últimos representantes de este tipo de equipo en peligro de extinción. Cuando veo a Paul Pierce, Ray Allen, Rajon Rondo y Kevin Garnett pisar el parket del Garden portando esa mirada de concentración y madurez, enfundados en ese verde puro tan atlántico, me es imposible no emocionarme recordando el carácter y espíritu competitivo de Larry Bird y Jo Jo White en sus rostros. Los chicos de Doc Rivers son el ejemplo de un grupo unido por un sentimiento, un objetivo, un color, donde la jerarquía es la base de esa estabilidad. Incluso el recién llegado Nenad Krstić, de 28 años de edad, declaró que el vestuario céltico es otra cosa, se sentía como un novato al que le quedaba muchísimo por aprender. Por eso aunque la política de mercado haya sido nefasta (vendiendo a una pieza clave como Perkins), el nivel de juego haya bajado y la dependencia de Rondo sea cada vez más evidente, que nadie dude que los Celtics pondrán todo su orgullo, su inteligencia, su competitividad y su peso histórico para tumbar a cualquiera que se le ponga por delante.

Chicago Bulls. A la sorpresa de la temporada no le ha bastado con ser el mejor equipo de toda la liga para ser considerado como un rival a batir. Y es que, a pesar de que Tom Thibodeau haya construido un equipo sólido en todos sus aspectos, desde la mejor defensa del campeonato a un juego interior más que temible (con la dupla Noah-Boozer) y que gira alrededor de ese escolta que sube el balón llamado Derrick Rose, más que probable ganador del MVP de la temporada regular, todavía queda la duda de si este equipo está preparado para partidos grandes o por el contrario se empequeñecerá ante la presión. Al contrario de Boston, Chicago no tiene gente con experiencia en luchar por grandes cosas. Nos queda saber, por lo tanto, si el juego eficaz demostrado será o no eclipsado por la ingenuidad.


San Antonio Spurs. A pesar de que el final de campaña no ha sido precisamente bueno (alcanzaron las 6 derrotas consecutivas, algo que no pasaba en la franquicia desde mediados de los noventa), San Antonio tiene todo el mérito del mundo al haber conseguido reciclar un grupo que parecía estar caducado. Y eso ha sido gracias al excelente trabajo casi militar de Gregg Popovich, que ha conseguido sacar el máximo rendimiento a perros viejos como McDyess o Duncan. Pero la sensación es agridulce. Si bien sigue siendo el principal candidato para robarle a los Lakers su dominación en el Oeste, el esfuerzo físico está pasando factura a los tejanos. La falta de dosificación es un hándicap para la post-temporada, y ahora hasta Memphis se plantea como un rival duro, que incluso podría llevar la eliminatoria a los 7 partidos (la peor noticia para SA, gane o pierda).

Extra:

New York Knicks. Parecía que con la llegada de Melo y Billups las nubes habían cubierto el Madison Square Garden en horribles partidos donde la defensa era un circo, nadie defendía las penetraciones y el perímetro, los Knicks caían en picado. Pero llegó el partido contra Orlando, donde se vieron otros Knicks. Pusieron toda la garra e intensidad ausente en partidos anteriores, Carmelo Anthony por fin apareció con 39 puntos que llevaron a una costosa victoria, tanto en el marcador como en estado de ánimo, que llevó al equipo a encarrilar una genial racha de 7 victorias consecutivas, con Melo y Fields inspiradísimos y muchísima más velocidad de transición. Tras 7 años volvemos a nuestro territorio, el de los Play-Offs con un record positivo de 42-40, Boston será un rival complicadísimo, y no bastará con la sobrada calidad de Melo y cía., habrá que luchar por todos los balones, tener la cabeza en su sitio y derramar sangre sudor y lágrimas en la eliminatoria más atractiva para muchos y la más inoportuna para los que tenemos el corazón dividido entre Massachusetts y la Gran Manzana.


Denver Nuggets. Todo parecía negativo cuando se hizo oficial el traspaso de Carmelo Anthony, el jugador-franquicia. Sin embargo los aficionados de los Nuggets no contaron con que los jugadores que venían de la Costa Este, a lo mejor podían llegar a hacer algo, ¡y vaya si lo hicieron! Desde la marcha de Melo Denver empezó a subir como la espuma, con la formación de la mejor defensa de la Conferencia Oeste y un estilo de juego mucho más grupal, donde todos cuentan, y saltan a la cancha como si se conociesen desde niños. Es un milagro lo que George Karl está haciendo con esta plantilla. Por todo esto Denver Nuggets es mi apuesta personal, y creo que son serios candidatos para las finales de conferencia. Pero primero tienen que ganar una durísima y preciosa eliminatoria contra los Thunder de Durant, donde tendrán la oportunidad de mostrar hasta donde puede llegar un equipo sin estrella.